Isla presidente en una jornada marcada por Puigdemont
El Parlament de Catalunya ha vivido este jueves una sesión de investidura insólita, ya que la atención no estaba centrada en el candidato que tenía los votos para ser presidente sino en el anunciado regreso del exilio de Carles Puigdemont, líder de Junts y el presidente que fue despojado del cargo por la aplicación del artículo 155 de la Constitución en octubre del 2017. Puigdemont ha vuelto, eso es cierto, pero sólo se ha dejado ver cinco minutos sobre un escenario para a continuación desaparecer y dejar con un palmo de nariz a los Mossos, que le esperaban a las puertas del parque de la Ciutadella para detenerle. Tanto la maniobra escapista como el infructuoso dispositivo policial puesto en marcha para detenerle han centrado buena parte de la atención del día. Pero lo cierto es que, sin embargo, dentro del Parlament se ha producido un debate de investidura con cierta normalidad y con un resultado inapelable: el socialista Salvador Illa ha sido investido como 133º presidente de la Generalitat con los votos del PSC, ERC y Comuns. Isla, pues, tomará posesión y nombrará a su Gobierno en los próximos días, y con ello no cabe duda de que se abrirá una nueva etapa en Catalunya.
Es cierto que a esta hora todavía se cierne la incógnita sobre qué pasará con Carles Puigdemont. Pero con perspectiva de país no cabe duda de que es mucho mejor que el expresidente vuelva al exilio y espere allí la resolución del combate jurídico por la amnistía antes que dejarse detener y entrar en una cárcel española. El encarcelamiento del líder de Junts sólo crisparía y desestabilizaría, además de ofrecer una victoria inmerecida a la justicia española ya la derecha política que le apoya. Otra cosa es si había que arriesgarse así y poner en evidencia a los Mossos, que son sin duda los grandes derrotados de la jornada, ya que la imagen de la policía catalana ha quedado gravemente tocada. El peor escenario sería ahora mismo una detención de Puigdemont contra su voluntad, por eso esperamos que haya calculado bien los riesgos de su movimiento. Porque una cosa es ir a prisión por convicción y otra ir forzado.
En todo caso toca mirar adelante y esperar a que Puigdemont pueda volver pronto del exilio sin miedo a ser detenido. Entonces sí se le podrá hacer el recibimiento popular e institucional que le corresponde, y tendrá la libertad para dirigirse a la ciudadanía durante más de los cinco minutos que ha podido hacerlo este jueves, en unas circunstancias complicadas. Catalunya necesita recuperar cuanto antes la normalidad política y que todo el mundo pueda disfrutar de sus derechos, por lo que es importante no cometer errores ni ponerlo fácil a una judicatura con sed de venganza.
Por otra parte, del discurso de Salvador Illa cabe destacar su buen tono, el hecho de que no hiciera intervenciones en castellano (excepto una cita de Feijóo) y el compromiso de cumplir lo pactado. Como la amnistía, tampoco será fácil conseguir el concierto. Pero debe quedar claro que el éxito o el fracaso del nuevo presidente socialista dependerá, principalmente, de su capacidad para hacerlo realidad.