Itera: la bicicleta de plástico que hoy se vende a precio de oro
La automovilística sueca Volvo presentó en los 80 un modelo que prometía ser más ligero que los de metal y que acabó siendo un fracaso comercial
Dos platos de ducha antiguos hechos de mármol, una mesa de sonido, componentes de repuesto para las míticas motos Vespa... En el perfil de Pablo en Wallapop se puede encontrar un poco de todo, pero destaca una pieza casi única: una bicicleta Itera de color azul. En España tan sólo hay dos usuarios que anuncien una a través de esta gran plataforma de venta de productos de segunda mano. Ambos la venden por 1.000 euros, pero en otras plataformas hay usuarios que piden cerca de 4.500 euros. Saben que se trata de modelos singulares, muy difíciles de encontrar, y que si se conservan en buen estado, pueden hacer las delicias de los coleccionistas. Las Itera fueron de las primeras bicicletas fabricadas en su totalidad con componentes de plástico combinado con fibra de vidrio. Eran muy resistentes y nunca se oxidaban. Sin embargo, al llegar al mercado, a finales de los años 70, fueron un gran fracaso comercial. Hoy, sin embargo, se pagan a precio de oro.
La semilla de las bicicletas Itera debemos ir a buscarla a finales de los años 70, en la ciudad sueca de Gotemburgo. “Entre 1977 y 1978, la marca de coches Volvo estaba diseñando nuevos modelos de minicoches y se planteó la posibilidad de incorporar componentes hechos totalmente de plástico moldeado por inyección -contextualiza Susana Domingo, profesora de estrategia y emprendeduría Barcelona School of Management de la UPF-. La idea salió adelante y Volvo decidió exportarla a otros nuevos productos”, explica.
Uno de estos fue la bicicleta Itera. En marzo de 1980, y gracias a la financiación de la Junta Nacional Sueca de Desarrollo Técnico, ya tenían un prototipo a punto, que les sirvió para conseguir un préstamo del Banco de Suecia de 6 millones de coronas suecas, que hoy equivaldría a unos 5 millones y medio de euros. En septiembre de 1981 la compañía presentó las flamantes Itera en la prensa.
“La innovadora bicicleta de plástico generó mucho ruido en los medios de comunicación”, apunta Domingo. La bicicleta llegó al mercado en 1982, con los eslóganes "Estamos pedaleando fuera de la edad de hierro" y "La máquina eterna hecha del mismo material que las naves espaciales". "Ciertamente, se generaron unas expectativas muy altas", afirma la experta. Cuando los clientes la tuvieron en sus manos, sin embargo, se llevaron una decepción. La bicicleta pesaba casi lo mismo que una de metal y, al igual que el metal se abolla, el plástico se rompía con relativa facilidad. Asimismo, se hacía muy complicado encontrar repuestos, porque los del resto de bicicletas convencionales no encajaban. De la fábrica ubicada en el pequeño municipio de Vilhelmina, en la provincia de Laponia, salieron 30.000 unidades, que, con la mala experiencia de los primeros usuarios y la pérdida de interés de la prensa, empezaron a agolparse en las baldas de las tiendas.
En 1985 Volvo decidió retirarlas del mercado. Sin embargo, sí tuvieron éxito en un lugar del planeta: en el Caribe, donde las bicicletas de metal se oxidaban con facilidad por culpa de la humedad. Hoy son auténticas prendas de coleccionista.