El líder espiritual que era un habitual de las revistas del corazón
El cuarto Aga Khan, traspasado recientemente, deja un legado de lujo y filantropía

El pasado 4 de febrero, medios de todo el mundo se hicieron eco de la muerte de Aga Khan, el líder de la corriente nizarita de los chiíes. Seguramente hoy la figura del Aga Khan ya no tiene el glamourde tiempos pasados, pero hace algunas décadas este líder religioso era un personaje que frecuentaba las páginas de sociedad de la prensa escrita, lo que le proporcionaba gran popularidad. En el caso de Karim, el título lo lucía desde 1957, tras la muerte de su abuelo, el sultán Mahommed Shah. Curiosamente, su padre nunca poseyó el título de Aga Khan, sino que se produjo un salto generacional, muy similar al de la monarquía española. Ahora, con el fallecimiento de Karim, el flamante Aga Khan V es su hijo Rahim al-Hussaini.
KARIM AL-HUSSAINI AGA KHAN IV
- 1936-2025
Nacido en Suiza en el seno de una familia muy internacionalizada, su vida ha estado tan ligada a la religión –no olvidemos que es la cabeza visible de una confesión religiosa– como a la economía, porque el patrimonio acumulado por la estirpe lo transformó por necesidad en uno de los principales empresarios del mundo. El título le llegó justo cuando estudiaba historia del islam en la Universidad de Harvard (según algunas fuentes cursaba una ingeniería), después de haber iniciado sus estudios en Suiza y de haberse criado en Kenia (fue enviado al país africano para alejarlo de la Segunda Guerra Mundial). Como los orígenes de la familia son persas, cuando decidió competir en los Juegos Olímpicos de Invierno como esquiador (Innsbruck, 1964) defendió la bandera de Irán.
Hacerse cargo del título de Aga Khan implicó heredar a un gran conglomerado empresarial que él aún hizo crecer más. El patrimonio de la familia nunca ha parado de crecer gracias a las donaciones que realizan los quince millones de ismailitas que hay repartidos por treinta y cinco países, que aportan el 12,5% de sus ingresos periódicos. Dentro del imperio de la familia, cabe destacar el Aga Khan Fund for Economic Development (AKFED) que, como su nombre indica, es un fondo que se dedica a invertir en empresas en territorios en proceso de desarrollo. Las 150 compañías que operan hoy bajo el paraguas del AKFED tienen una facturación acumulada de cerca de 4.000 millones de dólares, lo que da una idea de la potencia del fondo. Podemos encontrar desde empresas de telecomunicaciones hasta firmas algodoneras, pasando por energéticas, bancos, fábricas cárnicas, de acero o de azúcar. Todo un universo. Una de sus primeras inversiones fue la creación de varios periódicos en Kenia, en 1959.
Más allá del AKFED, Aga Khan también controla una serie de empresas bajo las organizaciones AK Health Services, AK Schools, AK Agency for Microfinance, AK Agency for Habitat y AK Trust for Culture, además de la AK University y la Universidad de Asia Central. En el continente europeo se le recuerda por ser quien promovió el turismo en la llamada Costa Esmeralda de Cerdeña.
A pesar de vivir permanentemente bajo los focos de la prensa, Aga Khan intentó preservar al máximo la vida privada. Sin embargo, se sabe que tuvo dos matrimonios y dos divorcios, el primero con la modelo británica nacida en Nueva Delhi Sarah Frances Croker Poole (divorciados en 1995) y el segundo con Gabriele Renate Homey, una alemana emparentada con la familia Thyssen (divorciados en 2011). Un dato menos conocido es que a finales de los 50 también tuvo una relación con la catalana Sílvia Casablancas Ubach, limpia de el empresario Ferran Casablancas Planell, al que dedicamos esta sección en junio de 2021. La vida de Aga Khan siempre estuvo rodeada de lujo –que él defendía que era del todo compatible con dedicarse a la filantropía y la caridad–, llena de aviones privados y yates ostentosos. Era propietario de una isla en el Caribe y tenía como primera residencia una gran mansión en el norte de París, desde donde dirigía sus actividades. También mostró siempre una gran afición por los caballos de competición y por asistir a fiestas de la realeza europea.
La brújula de su vida fue considerar que ejercer como líder religioso de una comunidad consistía tanto en saber entender la fe de millones de personas como en hacer todo lo posible para que su día a día fuera lo mejor posible. Como ya se ha apuntado antes, Aga Khan estaba convencido de que no era propio del islamismo pensar que la vida espiritual debe estar del todo despojada de las actividades materiales de la vida cotidiana y también que la acumulación de bienes materiales sólo era mala si se daba un uso perverso.