La misión imposible de convertir a Rosa Peral en una 'femme fatale' catalana
Netflix estrena 'El cuerpo en llamas', la serie de ficción a partir del crimen de la Guardia Urbana protagonizada por Úrsula Corberó y Quim Gutiérrez
- Escrita por Laura Sarmiento, y dirigida por Jorge Torregrossa y Laura Mañá
- En emisión en Netflix
En uno de los últimos episodios deEl cuerpo en llamas, cuando está a punto de iniciarse el juicio contra Rosa (Úrsula Corberó) y Albert (Quim Gutiérrez) por el asesinato de Pedro (José Manuel Poga) en mayo del 2017, Esther (Eva Llorach) , la responsable de la investigación, comenta a su ayudante que le ha visto en el "documental" de la tele. Esta serie de ficción de Netflix en torno al conocido como crimen de la Guardia Urbana hace presente en la misma trama la conciencia de hasta qué la popularidad del caso se debe a los cuatro episodios que le dedicó el programa Crims de Carles Porta. Cuatro horas que engancharon a cientos de miles de catalanes frente a la pantalla y fijaron este asesinato y sus autores en la memoria popular del país. Y éste es el principal reto al que se enfrentaba la serie escrita por Laura Sarmiento y dirigida por Jorge Torregrossa y Laura Mañá. Cómo complementar desde la ficción una historia que había sido narrada con tanta eficacia y exhaustividad desde un true crime documental?
James M. Cain, el autor de novelas negras como El cartero siempre llama dos veces (1934) o Doble indemnización (1936), habría extraído oro literario de ese material de base. Tenemos una mujer que arrastra a su amante a deshacerse de su pareja e intenta engañarle el crimen al exmarido. Todo ello en un contexto de agentes de la ley con antecedentes por violencia y abuso de la fuerza contra ciudadanos indefensos. Desde su espléndido título, El cuerpo en llamas, hasta la decisión de fichar a Corberó y Gutiérrez en los papeles principales, la serie de Netflix deja claro que pretende explotar la vertiente tórrida de un crimen marcado por la pasión y la madera de femme fatale de una figura como la de la protagonista. Pero, a la hora de desarrollarlo, se encuentra con algunas limitaciones comprensibles. El arquetipo de la femme fatale deriva de una mentalidad ya superada: la atribución de una maldad manipuladora a una mujer que presenta una agencia sexual fuera del control masculino.
La serie intenta construir una Rosa Peral con matices, una asesina que no quede reducida a amante maquiavélica sin escrúpulos. Éste es un esfuerzo meritorio, captar el carácter de una mujer que anhela una vida familiar pero a la que la monogamia le queda pequeña. Y que se mueve en un ambiente profesional marcado por un profundo machismo, como hace evidente cuyo episodio impune de pornovenganza fue víctima ella. Sin que nada de todo esto le excuse de sus actos.
El peso estructural de la docuserie 'Crims'
El cuerpo en llamas se acaba decantando, pues, por no traicionar apenas la realidad que le inspira. La serie no atiza el fuego de la pasión ciega entre Peral y López más allá de los límites que marca una producción mainstream de ese tipo. Ni tampoco explota la posibilidad de desvelar la esquina oscura de las fuerzas de seguridad que estos personajes representan. Como por ejemplo sabía hacer muy bien La huella del crimen, aquella serie antológica de crónica criminal, modélica en su capacidad de recrear desde la ficción casos reales, a través de los cuales ponía en evidencia los vestigios de la España negra. Como recapitulación narrativa del crimen de la Guardia Urbana, El cuerpo en llamas resulta en los primeros episodios algo confuso en lo que se refiere a los puntos de vista ya los tiempos de la acción. Y en los últimos, repite la estructura de Crímenes. La conclusión la conduce el fiscal del juicio (interpretado por un excelente como siempre Pablo Derqui), lo que certifica cómo los creadores de la serie se alinean con la versión oficial de cómo fueron los hechos y cuáles fueron los culpables . Sin sorpresas en el horizonte.