Normalidad democrática en Palau, excepcionalidad en los juzgados

El propio presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha destacado en el acto de toma de posesión que se ha celebrado este sábado en Palau que el traspaso de poderes con la administración Aragonés había sido "ejemplar". De hecho, el acto en sí en el Salón de Sant Jordi fue un ejemplo de normalidad democrática y continuidad institucional, con los expresidente Pujol, Mas, Montilla y Torra presentes y con un discurso del nuevo presidente que ponía en valor el legado y la responsabilidad que suponía ser el 133º máximo dirigente de la Generalitat. De hecho, Illa es hijo político de Josep Tarradellas, a través de la figura de Romà Planas, quien mejor representa esta voluntad férrea de mantener la dignidad institucional en las peores circunstancias.

Cargando
No hay anuncios

Pues bien, esta normalidad democrática, ese relieve ejemplar, contrasta mucho con la situación de excepcionalidad que se vive en muchos tribunales donde los jueces se niegan a aplicar la ley de amnistía, aunque representa la voluntad de un poder legislativo surgido de las urnas. Y es esa actitud de la judicatura la que sigue enturbiando la situación política catalana y española e impidiendo que Carles Puigdemont pueda ejercer sus derechos como diputado electo con normalidad. Puede discutirse cuál es la mejor manera de hacer frente a esta situación, pero no que el boicot a la ley de amnistía por parte de los jueces es una grave anomalía democrática.

Es en este contexto que tendrá que empezar a navegar el nuevo gobierno de la Generalitat encabezado por Salvador Illa. Y ya podemos afirmar que, junto con la judicatura, las estructuras funcionariales y del deep state trabajarán para hacer descarrilar a este gobierno en tanto que es una pieza clave para Pedro Sánchez. En concreto, la batalla que se prevé más dura es la de la hacienda propia, donde los inspectores de Hacienda ya han advertido de que serán los primeros en oponerse.

Cargando
No hay anuncios

Así, la tarea que tiene por delante el nuevo ejecutivo es ingente, y según ha reconocido el propio Isla, será continuista del gobierno Aragonés en muchos aspectos: la vivienda, la seguridad, la gestión de la sequía y de los efectos del cambio climático, la educación, el fortalecimiento de los servicios públicos y la reindustrialización de Cataluña aparecen como objetivos prioritarios. Pero Isla también tendrá que completar el traspaso de Cercanías y asegurarse de que el gobierno Sánchez cumple todos los compromisos con Catalunya. El nuevo president deberá hacer suya esa frase que dedicó el entonces president Montilla a su homólogo español, Rodríguez Zapatero: "José Luis, te amamos, pero amamos más a Catalunya". En campaña electoral, y en concreto en una entrevista en el ARA, Isla dijo que no le temblaría el pulso si debía enfrentarse al gobierno español. Y la experiencia histórica demuestra que tendrá que hacerlo, y no una vez sino muchas si quiere salir adelante. Y será ahí cuando se demostrará que, como ha prometido este sábado, de verdad gobernará para todos.