FELIZMENTE, MUJERES

Nuevas gafas para interpretar el Museu de Lleida

La historiadora y museóloga de Cornellà de Llobregat Clara Arbués es la nueva directora del Museu de Lleida

NOEMÍ VILASECA
y NOEMÍ VILASECA

PeriodistaLas instituciones culturales han perpetuado narrativas patriarcales a lo largo de la historia, tal y como ha denunciado la teórica e historiadora del arte Griselda Pollock. Pero teniendo en cuenta que este campo es una construcción y, por tanto, susceptible de la modernización de los discursos, siempre podemos rebelarnos en ellos. Y esto es lo que está decidida a hacer la flamante directora del Museo de Lleida, Clara Arbués.

Una de las líneas de trabajo de la historiadora y museóloga nacida en Cornellà de Llobregat, y durante más de veinte años bregada en el patrimonio cultural del Pirineo, pasa por incorporar la mirada feminista a la colección permanente de este museo de interés nacional. Como tantos otros, “este hereda una historiografía nacida de la evolución de la investigación histórica desde finales del siglo XIX hasta ahora”, en la que la mujer tiene empotradas unas funciones domésticas muy claras. Para darle una vuelta, Arbués quiere dotarle de unas nuevas gafas en forma de audioguía.

Cargando
No hay anuncios

Ya es hora de que el juego de ajedrez de Àger de los siglos X-XI, uno de los conjuntos icónicos de la institución y que lleva el nombre de Arnau Mir de Tost, se asocie a Arsenda de Fluvià , que lo dejó en testamento a su esposo. También hay que decirle al público que se fije bien en un retablo que muestra a Jesús predicando. Porque si no lo hace, dejará de ver a las mujeres, relegadas a la última fila, tal y como correspondía al siglo XV. Igualmente, es necesario poner la lupa en el relieve escultórico de una fuente romana del Romeral (Albesa) en forma de cabeza de Medusa, una de las piezas más magnéticas del museo y con la que se identifica su directora. ¿Y en el apartado de arqueología? Ellas cuidan a los niños, tejen y hacen la recolección... o eso parece. Pero para Arbués no puede descartarse que ellas también cazaran. Y la reproducción de las pinturas rupestres del Cogul, a modo de ejemplo, necesita una nueva óptica que cuestione la danza femenina que siempre se ha visto.

Esta es una de las voluntades de la medievalista que desde febrero encabeza el equipo de doce profesionales del Museo de Lleida. Alguien que nunca habría aspirado a convertirse en directora de una institución de este tipo pese al aval de la experiencia, a pie de las trincheras del patrimonio.

Cargando
No hay anuncios

Criada en una escuela activa y en una familia de esparcimiento, cuando todo el mundo se marchaba de la montaña a la metrópoli, ella decidió hacer el éxodo a la inversa y asumir su primer trabajo en el valle de la Vansa y Tuixent. Se centraría en un proyecto de patrimonialización de las trementinaires, aunque también trabajaría en la restauración de bienes muebles. Después vendría el Instituto para el Desarrollo y la Promoción del Alt Pirineu y Aran y, más tarde, el patrimonio del Obispado de Urgell, donde fue contratada como técnica y, en 2013, va acabando convirtiéndose en él. en delegada. ¡La primera mujer en ocupar un cargo de este tipo en Cataluña! Compaginaría esta dedicación con la dirección técnica del Museo Diocesano de Urgell y de los archivos de la diócesis hasta su merecido nombramiento en la capital de la demarcación.

Clara, como Mònica Borrell en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona, Carme Clusellas en el Museo de Arte de Girona o Elvira Dyangani Ose en el Macba, tiene uno de los martillos para despedazar el techo de cristal del sector en nuestro país. La mayoría de profesionales de los museos son mujeres –¡en el leridano, sin ir más lejos, lo son once de trece en la plantilla!–, pero las grandes direcciones se resisten. "En el mundo de la cultura aún se nos exige más para llegar a los puestos de responsabilidad y sostenernos", asegura. Sin embargo, su mirada nos lleva a confiar en que también en la Tierra Firme algo está cambiando.