La obesidad, una enfermedad que estigmatiza a los enfermos
La Generalitat decidió incorporar el pasado año a un equipo de dietistas nutricionistas a la atención primaria. Por el momento son 150 profesionales que atienden a una amplia población, ya que la ratio es de un profesional por cada 50.000 habitantes. Aunque pueda parecer insuficiente si se tiene en cuenta que el propio departamento de Salut calcula que el 15,3% de la población de 18 a 74 años de Catalunya sufre obesidad, y el 34,7% sobrepeso, es un paso que demuestra la preocupación social por el tema y su impacto en el sistema de salud pública. Tanto por lo que supone en sí mismo, sobre todo en los casos más graves, como por otras enfermedades relacionadas, como el colesterol, la diabetes o los problemas coronarios.
Hoy en el dossier ponemos el foco en la obesidad, esta enfermedad que la Organización Mundial de la Salud definió ya en 1987 como una pandemia mundial. Sus causas son múltiples, y no todas están relacionadas directamente con el tipo de ingesta que realizan los enfermos, ya que hay muchos casos en los que ni dietas ni ejercicio son suficientes y es necesaria ayuda especializada.
Acceder a ella, sin embargo, no es fácil. Como explican los profesionales con los que hemos hablado, acaba tratado solo el 10% de la población que realmente necesitaría hacer uso de estos servicios, en parte porque a veces desde la atención primaria no se trata como una enfermedad y no se deriva a los pacientes. Sin embargo, las listas de espera para la cirugía bariátrica son largas, entre 290 días y tres años, y ahora mismo hay unas 1.100 personas a la espera de una intervención que, además, en muchos casos han tenido que esperar más de un año para recibir la primera visita.
La obesidad tiene consecuencias físicas y mentales para estos enfermos, que, además de las dificultades de salud y de funcionamiento en el día a día, tienen que sufrir el estigma social, que culpabiliza a las personas como si realmente estuviera en sus manos solucionar el problema sin ayuda. Hay múltiples factores que afectan a esta enfermedad, desde cuestiones genéticas hasta el tipo de alimentación que se ha tenido de pequeño o el acceso que se tiene a los alimentos más saludables. No es casualidad que la obesidad sea, en todo el mundo, una enfermedad de los pobres, porque las comidas procesadas son mucho más baratas que las frescas.
Y es que, por supuesto, una buena alimentación y hacer ejercicio es fundamental para tener buena salud, pero muchas veces esto no es suficiente, y es entonces cuando hablamos de enfermedad y cuando se necesitaría más inversión. Tanto en cuanto a campañas contundentes para concienciar sobre el problema como en cuanto a más recursos en el sistema de salud, especialmente en la primaria pero también en la atención especializada, así como, siguiendo los pasos de otros países, en cuanto a un plan de choque que entienda que esta epidemia tiene que tratarse a fondo y desde todos los ámbitos. De momento, lo que estamos haciendo es claramente insuficiente.