La Casa Real

Los orígenes de la fortuna de los Borbones

Alfonso XIII, Don Juan y Juan Carlos incrementaron el patrimonio familiar haciendo negocios

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El rey emérito y sus tres hijos con la familia Franco

BarcelonaEl patrimonio de la Casa Borbón nunca ha sido escaso. Sin embargo, el dinero siempre preocuparon Alfonso XIII (Madrid, 1886 - Roma, 1941), Don Juan (Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, 1913 - Pamplona, ​​1993) y el rey emérito, Juan Carlos de Borbón (Roma, 1938). Una preocupación que no siempre disimularon. El escritor y aristócrata José Luis de Villalonga (Madrid, 1920 - Puerto de Andratx, 2007), que frecuentó a Don Juan, explica en sus memorias que el abuelo de Felipe VI solía aceptar todas las invitaciones para ir a restaurantes (él nunca las devolvía) y que se hacían colectas para ayudarle. "Las colectas servían para que pudieran vivir en buenas casas, alimentarse como es debido y, naturalmente, tener una barquita para ver mundo", escribe Vilallonga.

En ningún momento pasaron penurias, pero la familia, sobre todo durante el exilio, y aparentemente, tenía una política estricta de ahorro. No fue un exilio corto. La noche del 14 de abril de 1931, pocas horas después de que se proclamara la Segunda República, Alfonso XIII abandonó Madrid. El monarca, que nunca llegó a abdicar, sino que renunció temporalmente a la Corona, cogió un tren hasta Cartagena y después un barco hasta Marsella y ya no volvió a reinar, aunque apoyó a Franco durante la Guerra Civil. Los Borbones no regresaron a España hasta más de 40 años después, y lo hicieron por decisión del dictador español, que optó por saltarse una generación y acoger a Juan Carlos de Borbón en 1948, cuando tenía 10 años. A Franco le gustaba jugar con la incertidumbre y no nombró a Juan Carlos como su sucesor hasta 1969. Finalmente, el emérito pudo ponerse la corona en 1975.

Alfonso XIII haciendo un discurso en Barcelona durante la Exposición Universal de 1929

Alfonso XIII, según el estudio que publicó Guillermo Gortázar en 1986, Alfonso XIII, hombre de negocios, tenía un patrimonio neto más que considerable en 1931: 41 millones de pesetas de entonces. "Multiplicó por cinco su capital privado entre 1900 y 1931, por medio del rendimiento de los valores mobiliarios, los intereses de cuentas corrientes y la herencia de su madre, la reina María Cristina", detalla Gortázar. El monarca estaba asesorado. En aquella época, la aristocracia estaba detrás de muchas iniciativas empresariales y de las grandes entidades financieras, y supo sacarle provecho. Según Gortázar, en 1914 dos terceras partes de la fortuna de Alfonso XIII estaba en bancos de Londres y París, pero el 14 de abril de 1931 se invirtió la situación y tan sólo un tercio estaba en el extranjero.

Sin suelos pero con valores mobiliarios

"Alfonso XIII no era un terrateniente, a diferencia de otros monarcas europeos o nobles españoles", explica el profesor de historia de la UB y coautor de Las pelotas de los Borbones (Cosetania), Joan Villarroya. "No tenía tierras, al contrario que la familia real británica, el káiser de Alemania o el zar de Rusia, que fueron los mayores latifundistas de sus respectivos países. La fortuna privada de Alfonso XIII se componía principalmente de valores mobiliarios muy diversificados y de convertibilidad fácil y rápida", añade Villarroya. Según el historiador de la UB, a lo largo de su reinado (1902-1931), Alfonso XIII invirtió en acciones de 73 empresas muy diversas. La parte inmobiliaria la componían los grandes palacios de Miramar (San Sebastián), la Magdalena (Santander) y Pedralbes (Barcelona). El primero procedía de las inversiones hechas por su madre, la reina María Cristina, y los otros dos fueron donaciones de los municipios.

La Segunda República le incautó parte de sus bienes, pero Franco le devolvió el patrimonio en 1938. "Cuando Juan Balansó, periodista y escritor especializado en monarquía, preguntó a un intendente de palacio porque la familia hacía colectas si tenía ese patrimonio, le contestaron que preferían preservar un fondo intocable y sacrosanto para situaciones extremas. Balansó, como él mismo contó, no entendía qué situación podía ser más extrema por una dinastía que el destierro", afirma Xavier Casals, profesor de la Universidad Ramon Llull, y autor de Franco y los Borbones. Historia no oficial de la corona española (Ariel).

"El problema que tuvo Alfonso XIII es que se marchó al exilio con todos sus hijos solteros. Necesitaba tener dote para casarlos a todos y eso implicaba una política "de ahorro" porque no había ninguna perspectiva de recuperar la Corona en un período corto de tiempo. Tampoco era fácil porque tenía cuatro hijos y dos hijas. del gen de la hemofilia (la enfermedad la transmitían las mujeres y la desarrollaban los hombres) El niño Jaime se quedó sordo cuando tenía dos años y no pudo hablar, un grave impedimento para reinar. de un perfecto estado de salud", detalla Casals. En 1933 Juan se convirtió en el heredero. Según la reina consorte, Victoria Eugenia (Balmoral, 1887 – Lausana, 1969), ella tuvo que ayudar con las dotes porque el rey exiliado aún no había podido poner orden a sus problemas financieros. En concreto, según su relato, tuvo que venderse algunos brazaletes y collares de perlas. "Alfonso XIII no las pasó nada magras. Organizaba e iba a fiestas en Cannes y en la Costa Azul, se paseaba por Roma, Suiza, París y Austria, cazaba por toda Europa, jugaba en el casino...", detalla Villarroya.

El 15 de enero de 1941, Alfonso XIII cedió los derechos dinásticos a su hijo Juan de Borbón y murió poco después, el 28 de febrero, en el Gran Hotel de Roma. Juan de Borbón, que abdicó sin haber reinado nunca el 14 de mayo de 1977, murió el 1 de abril de 1993. Antes de hacerlo se vendió algunos inmuebles, como el Palacio de la Magdalena de Santander, una donación que el municipio había hecho a Alfonso XIII, y que Juan de Borbón vendió al consistorio democrático por 150 millones de pesetas. Dejó en testamento una fortuna de 1.100 millones de pesetas, que incluía 728,75 millones depositados en bancos extranjeros e importantes propiedades inmobiliarias.

Franco y el control de las coca-colas

Sin embargo, al rey emérito le preocuparon bastante el dinero desde la más tierna infancia. "Pasó una infancia bastante triste, encerrado en un internado suizo, y en 1948 vino a España para educarse bajo la tutela de Franco mientras su familia estaba en Estoril. El mismo rey emérito explica que el servicio de Franco incluso todo le controlaba las coca-colas que se bebía y las llamadas de la princesa Sofía a Grecia", destaca Casals. "El periodista Jaime Peñafiel explicó que, cuando firmó su contrato estelar con la revista ¡Hola!, le llamó Juan Carlos y le desconcertó: «Yo creía que era para ofrecerme una entrevista, y por sorpresa mía, fue para preguntarme cuándo cobraría». De hecho, José García Abad, biógrafo del rey, atribuye la obsesión del monarca al desasosiego que vivió cuando era joven", añade Casals.

En el 2022, Felipe VI publicó un código de conducta de la Casa Real. "Se puede entender que, cuando se decidió hacer un código así, fue porque algunas de las conductas que se prohíben anteriormente se toleraban", afirma Casals. Entre otras cosas, el código dice que no se aceptarán regalos o servicios en condiciones ventajosas, ni se aceptará ni se solicitarán directa o indirectamente en beneficio propio retribuciones, gratificaciones o favores para influir en cuestiones internas o externas.

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