Con permiso de la IA
"Si la sociedad confía demasiado en la IA para pensar, podría acabar perdiendo habilidades críticas. No es tanto que la IA sustituya a la inteligencia humana, como a que los humanos dejen de ejercerla". Esto me contesta la IA cuando le pregunto si llegará un día a sustituir el pensamiento humano.
Ya ha empezado a hacerlo, seguro. Sólo hay que salir a la calle y ver cómo caminamos amorrados en el móvil, o cómo cada vez utilizamos más la IA para cualquier cuestión, y cómo se va esparciendo por los lugares más visibles y los más invisibles. El cerebro se engancha a la máquina y la máquina va relevándolo, va modificándolo. Ha pasado toda su vida. La cabeza busca descansar. ¡Y qué descanso es, para el cerebro, cuando, después de un rato de abstinencia, se puede volver a enganchar!
¿Cómo lo sabremos, si hemos terminado siendo una sola cosa? Pienso en la definición aristotélica del hombre como animal racional. ¿La imitación que hace la máquina puede llegar a desatar la racionalidad del resto de la persona? ¿Sigue siendo racionalidad, una racionalidad en estado puro? Para compensarlo, para humanizarnos, ¿volveremos a las religiones y misterios? ¿Es posible que lo que por miles de años nos había servido para distinguirnos –tan presuntuosamente– de los animales ahora sea precisamente característico de una máquina? ¿Estamos empezando a ver un decantamiento hacia la irracionalidad para mantener una libertad que confiábamos a la razón?
Porque la IA es preocupante en términos de libertad, precisamente. Es esa libertad la que nos hace humanos, y no la razón. Pero, como la propia IA me ha dicho al principio del artículo, tendemos a la comodidad de dejar de ejercer la inteligencia. ¿Puede haber libertad, sin inteligencia? No lo tengo nada claro. Trump y los cyberbros van de la mano. ¿Habrá dentro de un tiempo campañas para desintoxicarnos de la máquina, como ocurre con el tabaco? Pero: ¿quién no estará enganchado para quererlo? ¿Y cómo lo haremos, sin la máquina, para deshacernos de ella? ¿Y quién va a renunciar a la máquina, si quiere gobernar el mundo?
Quizás de aquí no mucho, este mismo artículo será impublicable, gracias al control que permite la IA. Quizás volvamos a la conversación presencial ya los manuscritos, a los libros pasados de mano en mano. No es, de momento, lo que vemos en la escuela donde educamos a nuestros hijos. Ahora mismo, este artículo, ¿cómo puede saber el lector que no lo ha escrito la IA? Porque, si yo le pido a la IA que me escriba un artículo interesante y crítico sobre la IA para publicar en el diario, fácilmente será mejor que lo que acabo de escribir. Menos en un solo aspecto, el de rehuirla.