Patrimonio de agua dulce

Porciolas, navegante de altura

El Depósito de las Aguas del Parque de la Ciutadella de Barcelona

En barca en el Depósito de las Aguas.
03/08/2025
3 min

Una botella de agua, un estuche, un boli azul y uno rojo. Un montón de libros cerrados y una libreta abierta. Un vaso que imagino que contiene café, pero está tapado –es obligado hacerlo así por si el líquido se tumba y se esparce–. Es el arsenal de la chica de rasgos asiáticos que veo sentada, frente a una mesa, con los cascos puestos (y eso que hay un silencio sepulcral. ¿Escucha música? ¿Qué música?).

El silencio es tan sólo "interrumpido" de vez en cuando por leones y otras bestias del zoo, que está muy cerca. Y por el tranvía que circula por la calle Wellington. Hablar en voz alta está muy mal visto aquí. Si eres más de tacones que de zapatos planos quizás no hace falta que te acerques. Y si tienes la risa o la tos fácil, éste no es tu sitio.

Estamos en domingo. Sí, este espacio, que tiene un nombre largo (Biblioteca/CRAI –Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación–) y que pertenece a la Universidad Pompeu Fabra, abre también los fines de semana. Es sala de estudio, de consulta, y cledo de colecciones bibliográficas singulares.

Mercè Vilalta, una de las responsables de la biblioteca, me cuenta –me susurra– un montón de cosas, mientras damos un paseo entre libros. Antes de ser biblioteca, este edificio ha tenido otros muchos usos. El uso inicial para el que se construyó fue un depósito de agua. La función de este depósito, situado a unos 16 metros de altura, era regar los jardines del Parque de la Ciutadella y abastecer de agua la cascada del mismo parque. El agua se recogía de la capa freática y subía hasta la cima del edificio mediante motores.

El agua, pues, estaba en lo alto del edificio. Debajo del agua hay un enorme espacio que enseguida se aprovechó. Así, poc después de construirse, acogió el pabellón de minería de la Exposición Universal de 1888 (para esta ocasión se construyó un puente que unía el depósito con el Parque de la Ciutadella). Después ha sido asilo municipal (podéis leer este nombre con unas letras medio borradas en el exterior del edificio, al lado de la calle Wellington), almacén de los Bomberos, archivo del Palacio de Justicia... Con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona, acogió una exposición sobre las obras que se realizaron en Barcelona para este evento. Precisamente en 1992 fue cuando el Depósito de las Aguas pasó a ser propiedad de la Universidad Pompeu Fabra. Se inauguró como biblioteca universitaria, después de rehabilitarlo y acondicionarlo, en 1999.

El arquitecto –entonces se llamaban maestros de obras– de este edificio fue Josep Fontserè (1829-1897), el urbanizador del Parque de la Ciutadella, que había sido una ciudadela militar. Fontserè proyectó el Depósito en 1874, más o menos en la época en que también proyectó el Mercat del Born, junto con Josep Maria Cornet i Mas –familiar mío; me llamo Cornet de apellido por parte de madre–. En el Mercat del Born utilizó la técnica, entonces moderna, de los pilares de fundición, que desestimó por este depósito, ya que era arriesgado por la altura y el peso del agua.

"Fontsereno calcó la estructura de la Piscina Mirabilis de Bacoli (cerca de Nápoles), de la época del emperador Augusto –detalla la Mercè–. A diferencia del edificio romano, decidió colocar el depósito sobre el edificio, lo que permitió abrir ventanas en el interior", me pulso: está todavía por rehabilitar, y no hay fecha para hacerlo. Esta zona es más o menos una tercera parte del depósito.

Se dice que Antoni Gaudí (y Cornet -también familiar mío, lejano-), cuando era estudiante de arquitectura, es quien hizo los cálculos de estructura del edificio. Y lo hizo tan bien que aprobó una asignatura sin tener que volver a clase.

Estamos ahora en un altillo, que tiene bastantes rincones con mesas para estudiar, donde prácticamente no te ve nadie. "Todos los elementos de la biblioteca –las estanterías, las escaleras....– sólo rozan los muros. Ninguno toque la estructura original. De un día para otro podría quedar tal y como era el depósito en los inicios.

Los arquitectos que hicieron la rehabilitación, Lluís Clotet e Ignasi Paricio, no fueron nada invasivos. decidió vaciarlo. Ahora en la azotea del edificio se están instalando placas fotovoltaicas", me cuenta Mercè mientras me fijo en varias enciclopedias, una especie en extinción (en el mundo de fuera de las bibliotecas).

En el altillo veo expuestas algunas fotos antiguas. La que más me llama la atención es una en blanco y negro en la que hay una veintena de personas en una barca de remos. Navegan por el depósito de agua. Al ser agua para el riego y no para beber, no había problema. Se dice que los domingos, Josep Maria de Porcioles, el alcalde de Barcelona que más tiempo ocupó este cargo durante el franquismo, daba estos paseos en barca.

Algunas de las colecciones más relevantes

Incunables, libros raros, ediciones de bibliófilo, documentos con firmas autógrafas… llenan el Depósito de las Aguas. Algunas de las colecciones más relevantes que acoge son: la Colección Alois M. Haas (de teología, estudios religiosos y filosofía), la Biblioteca del Instituto de Historia Jaume Vicens Vives, la Colección Estudis orientals y el Fondo de la Cámara de Comercio de Barcelona. También hay tres archivos de sendos grandes filósofos: Eugeni Trias, Gianni Vattimo y Xavier Rubert de Ventós, además de la Colección Papirológica Palau-Ribes. Finalmente, encontrará una pequeña exposición permanente de Pompeu Fabra, el lingüista que estableció la normativa moderna del catalán, que da nombre a esta universidad. Hay sus obras –destacan primeras ediciones– y obras que hablan de él.

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