Salud

"Prohibido echarse siestas largas y en pijama"

El primer libro sobre el sueño de la psicóloga Núria Roure llega a la tercera edición y se prepara una versión en ruso

Albert González Farran
y Albert González Farran

BarcelonaPor fin duermo (Vergara, 2022) ya ha llegado a su tercera edición y a los 5.000 ejemplares. La editorial rusa Mann, Ivanov and Ferber ha comprado los derechos e imprimirá 3.000 más en las próximas semanas. “A ver si Vladímir Putin se lo lee –bromea su autora, la psicóloga de Lleida Núria Roure–, quizás así dormirá mejor y la guerra en Ucrania se acabará”. Con veinte años de experiencia en terapias sobre el sueño, Roure se declara discípula de los doctores Eduard Estivill y Ferran Barbé.

Núria Roure se presenta como la primera psicóloga española especialista en somnología. Ha asesorado a firmas tan importantes como CaixaBank, Planeta, Isdin o Catalana Occidente, y ha aconsejado a ejecutivos y empresarios sobre la importancia de tener a los trabajadores muy descansados. Roure se basa en un estudio hecho en Estados Unidos que demuestra que la falta de sueño puede costar hasta 2.000 dólares anuales por empleado en pérdida de productividad. La Sociedad Española del Sueño (SES) dice que en España las pérdidas derivadas del insomnio se calculan en un total de 2.800 millones de euros anuales.

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Síndrome 'burnout'

Las indicaciones de Núria Roure se dirigen sobre todo a empresarios y líderes directivos. En sus conferencias, repite a menudo lo mismo: “Cuanto más corto es tu sueño, más corta será la vida de tu empresa”. Y es que la causa del famoso burnout (síndrome del desgaste) de líderes de una empresa o de los mismos empresarios es, según ella, la falta de descanso.

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Según un artículo de la prestigiosa revista norteamericana McKinsey Quarterly, después de unas veinte horas de vigilia, el rendimiento de una persona es igual al de alguien con un nivel de alcoholemia del 0,1%, que concuerda con la definición de embriaguez. Este mismo trabajo hace varias recomendaciones, entre las cuales un máximo de horas laborales al día y la obligatoriedad de los trabajadores de coger vacaciones. Algunas multinacionales con sede en Estados Unidos, como Google y Nike, ya permiten a sus trabajadores elegir horarios compatibles con sus biorritmos e, incluso, dormir la siesta en el trabajo.

De momento no se conoce ninguna empresa española que permita echar cabezadas a su plantilla, pero sí medidas que se acercan, como la habilitación de gimnasios y zonas de descanso en las mismas oficinas y flexibilización de horarios de entrada y salida. Pero hacen falta más, según Núria Roure. A su lista de consejos, además de las “necesarias siestas”, figuran otros como la prohibición de llamadas y correos electrónicos fuera del horario laboral, habilitar espacios de trabajo con luz natural o, si no puede ser, con bombillas adecuadas, y reducir al máximo los turnos rotatorios.

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Según estudios científicos, para las personas que llevan más de quince años trabajando en este tipo de turnos (que incluyen la noche), “la esperanza de vida se reduce en cinco años”. Hipertensión, diabetes, obesidad, disfunciones cardiovasculares, infertilidad, depresión, ansiedad e incluso cáncer y Alzheimer son algunas de las patologías que pueden desarrollar aquellos que no duermen bien. Y dicen que en el estado español, casi el 60% de la población tiene problemas de sueño.

En este sentido, las mujeres son las que tienen más riesgo. Los ciclos menstruales, además de los embarazos y la menopausia, son momentos propicios para el insomnio. Y detrás, hay otros perfiles también propensos, como las personas que tienden a preocuparse demasiado, los perfeccionistas, los que arrastran antecedentes familiares, los que reprimen sus emociones y los ancianos. “Tenemos que acabar con la resignación de las personas mayores a dormir mal”, reivindica la psicóloga de Lleida, que recuerda que con el envejecimiento es cuando precisamente tenemos que mejorar nuestro sueño.

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La siesta de la llave

Aparte de asesorar a empresas y directivos, Núria Roure también asesora directamente a los trabajadores. Hay unos cuantos consejos básicos para mejorar su sueño y, consecuentemente, su rendimiento. Uno de los más sorprendentes es levantarse al primer toque del despertador. Es decir, se ha acabado el utilizar las alarmas repetitivas para un supuesto despertar gradual. Al parecer, justo cuando una persona oye el despertador, el cuerpo empieza a “fabricar” el sueño para la noche siguiente. Si practicamos un despertar fraccionado, “distorsionamos el ciclo y perdemos calidad de sueño”, dice Roure. Por eso, es mejor dormir agotando hasta el último minuto.

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Están también prohibidas las populares siestas de pijama y orinal. Con unos veinte minutos tenemos suficiente. Hay que evitar dormir profundamente. “Nos tenemos que poner el despertador para conseguir solo un sueño superficial”, reivindica la psicóloga. Otros practican lo que años atrás se conocía como "la siesta de la llave": sentarse en la butaca con una llave entre los dedos, cerrar los ojos y esperar a que la pérdida del tono muscular nos despierte con el ruido de la llave rebotando sobre las baldosas del suelo. Y esto suele ocurrir al cabo de unos veinte minutos. Para aquellos que tienden al insomnio, lo más recomendable es levantarse siempre a la misma hora. “Pase lo que pase la noche antes”, advierte Roure. Esto quiere decir que, incluso después de salir de fiesta el fin de semana, hay que ponerse el despertador. Con esto evitamos lo que ella denomina "jet-lag social", que nos aboca al famoso lunes negro.

Consumo de fármacos

Las semanas de confinamiento durante la pandemia abocaron a muchas personas a consumir más ansiolíticos que nunca. La Agencia Española de Medicamentos recuerda que el consumo de hipnóticos y sedantes en 2020 se disparó hasta llegar a más de 90.000 recetas, una cifra récord que ha seguido aumentado los dos años posteriores hasta un 12% más respecto a hace una década. El diazepam (el conocido Valium) y el lorazepam son los principales calmantes que se han sido recetados.

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Pero no solo esto. Los médicos están descubriendo que mucha gente recurre a los antiestamínicos porque se pueden comprar sin receta. Diseñados para combatir las alergias, uno de sus efectos secundarios es la somnolencia y, para muchos, supone un recurso fácil para resolver los problemas de insomnio. Pero, está claro, las consecuencias para la salud son después devastadoras.

Los psicólogos reclaman que el consumo de calmantes sea temporal. La Sociedad Española de Neurología dice que la medicación no tendría que alargarse más de tres meses. “Pero hay gente que la lleva diez años consumiendo”, asegura Roure. La alternativa que ella propone es cambiar de hábitos y recurrir a productos naturales como la valeriana, la pasiflora, la amapola, la cereza amarga y el magnesio. “Hay estudios científicos que garantizan su efectividad”, asegura la autora.

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Pero lo mejor para deshacerse del insomnio es analizar las causas y no combatir sus efectos. Las preocupaciones son un buen motivo, pero ella certifica que “el 90% de las cosas que nos atormentan no acaban nunca sucediendo”. ¿Para qué preocuparse, entonces?