Los recortes presupuestarios, gasolina para los extremismos
Un nuevo estudio establece que un recorte del 1% del presupuesto aumenta en tres puntos el voto a partidos 'antiestablishment' y sobre todo a los de extrema derecha
BarcelonaLas políticas de austeridad incrementan el voto en partidos antisistema de izquierdas, pero sobre todo en los de derechas, según el artículo académico The Political Costs of Austerity (Los costes políticos de la austeridad). De media, si en una región europea las administraciones aplican un recorte del gasto público del 1%, el porcentaje de voto a partidos extremistas –tanto de derechas como de izquierdas– sube tres puntos porcentuales.
Las políticas de austeridad fueron la respuesta elegida por la mayoría de gobiernos europeos durante la crisis financiera de 2008, que en la zona euro derivó en la crisis de la deuda, terminada en 2015 con el relajamiento de la rigidez presupuestaria. En aquellos años, la mayoría de gobiernos –de todos los colores, en todos los estados de la UE y en todos los niveles– aprobaron importantes reducciones de gasto público que afectaron a la calidad y cantidad de servicios públicos, como la sanidad, l educación o la dependencia, y ahogaron la inversión pública.
Basándose en la investigación previa y nuevos datos, el artículo muestra que la austeridad tiene un impacto directo sobre la actividad económica del territorio donde se aplica. "Conlleva costes económicos severos, como la reducción del PIB, del empleo y del peso del trabajo en la economía", comentan los autores, que apuntan a que esto tiene unos "costes políticos" que se trasladan a las urnas.
Es en este contexto que el artículo explica el auge de partidos extremistas, es decir, formaciones antiestablishment alejadas de los partidos tradicionales que gobernaron en Europa desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta los inicios del siglo XXI. Esto significa partidos tanto de extrema derecha o ultraderecha –a menudo contrarios a la Unión Europea, con discursos ultranacionalistas y xenófobos– como partidos antisistema o anticapitalistas situados en el extremo izquierdo del espectro político.
"Los datos sostienen la narrativa de que existe una correlación significativa entre consolidaciones fiscales y voto extremista. En particular, encontramos un fuerte aumento del porcentaje de voto a partidos extremistas a lo largo de las regiones europeas en los años posteriores a la Gran Recesión y la crisis de deuda soberana", explica el documento.
El estudio, finalizado en mayo de este año, está elaborado con datos presupuestarios y resultados electorales de 124 regiones europeas en ocho estados diferentes, entre 1980 y 2015. En son autores Ricardo Duque Gabriel y Ana Sofía Pessoa, investigadores de la Universidad de Bonn, en Alemania, y Mathias Klein, del banco central de Suecia, la institución que otorga el Nobel de economía.
Más austeridad, más extremismo
"Una caída del gasto público del 1% aumenta el porcentaje de votos de partidos extremistas más de 1,5 puntos porcentuales en el año de implementación de las políticas fiscales", establece el estudio, que remarca que el incremento de voto es "muy persistente" y se mantiene a lo largo de los años siguientes. En este sentido, dos años después del recorte presupuestario, los partidos más en los extremos del tablero político ganan dos puntos porcentuales de voto y cuatro años más tarde, el porcentaje de voto es tres puntos superior al de antes de los recortes.
Además, el hecho de que una recesión esté ocasionada por las políticas de contención del presupuesto amplifica aún más la fuga a los extremos de una proporción significativa de votantes. "Los resultados indican que una recesión inducida por una consolidación fiscal lleva a un movimiento más fuerte hacia partidos extremistas que una recesión financiera", dice el artículo.
Aparte de eso, los resultados apuntan a que la austeridad hace crecer más la extrema derecha que los partidos antisistema de izquierdas: "Aunque ambos extremos ganan porcentaje de voto como resultado de las consolidaciones fiscales, los partidos de extrema derecha experimentan una subida ligeramente más fuerte de apoyo de los votantes", señala.
Pérdida de confianza en los gobiernos
Los investigadores identifican dos efectos de la austeridad sobre el voto que explican el incremento de la proporción de votantes extremistas. Por un lado, existe un efecto directo: los recortes presupuestarios hacen que "más gente vote a partidos extremistas". Por otro, "la austeridad puede desanimar a la gente a participar en los comicios", lo que hace caer la participación. Esta caída de la participación, además, afecta "de forma desproporcionada a los votantes no-extremistas", apunta el artículo.
La razón principal para explicar este doble efecto es la pérdida de confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas. "La confianza en los parlamentos nacionales cae mucho más durante las recesiones causadas por austeridad que en las recesiones sin austeridad", afirma el texto. Esto responde a que "los votantes se vuelven más escépticos sobre el ambiente político cuando la debilidad de la economía que sufren directamente está relacionada con intervenciones políticas activas, como consolidaciones fiscales", recalcan los investigadores.
"Como los votantes pueden culpar al gobierno de una parte de la recesión económica, tienden a castigar a los partidos establecidos ya apoyar a partidos extremistas", remacha el artículo.