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Mucho más que unas simples actividades manuales

Talleres que nos unen y generan actividad cerebral que nos relaja

La mayoría de los talleres que tuvieron lugar el pasado sábado en la librería Ona eran actividades manuales: hacer nieve con agua y bicarbonato, crear adornos navideños con materiales reciclados o escribir la carta a los Reyes Magos. Hacer actividades que requieren concentración, potencian nuestra atención: "Cuando estamos muy concentrados nuestro cerebro está enfocado en esa cosa. Si nos gusta lo que estamos haciendo, tenemos sensación de plenitud porque estamos en el aquí y ahora, y eso hace que te sientas mejor", argumenta Natàlia Pomar, psicóloga, psicoterapeuta y arteterapeuta. Y añade que crear también genera una sensación de riqueza interior; a través de las creaciones se va plasmando el mundo interno hacia afuera.

El poder de crear con las manos

Cuando hacemos cosas con las manos, sobre todo con los dos dedos que hacen la pinza –somos la única especie que puede hacerlo–, se conectan muchas áreas del cerebro que, si no, no se activarían. Pere Portero, psicólogo especialista en psicología clínica con más de 40 años de experiencia, recuerda que cuando nos centramos en lo que hacemos con las manos –cerámica, dibujar, manualidades–, nos olvidamos de otras cosas y nos relajamos: "Haciendo actividades manuales que requieren concentración, se estimula la parte prefrontal del cerebro, que controla las funciones superiores, e inhibe otras estructuras cerebrales como la amígdala, que está relacionada con estados de estrés y ansiedad". Además, cuando se ejerce la creatividad, se genera una actividad cerebral muy importante.

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La jornada organizada por el ARA invitaba a las familias a compartir la mañana haciendo talleres que tenían como eje central la Navidad y muchos de sus elementos propios. El simple hecho de estar juntos disfrutando con una actividad trasciende los beneficios que aporta a nivel cerebral, y también pasa a ser un tema social. "Se genera una relación que fortalece nuestros vínculos. Si encima colaboramos creando una misma pieza y tenemos un objetivo común, une al grupo, nos cohesiona", afirma Portero.

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Una Navidad creativa y al margen del consumo desmedido

En cuanto a la creatividad de los hijos, no es necesario que las familias se preocupen por ejercitarla; no lo necesitan porque son creativos por naturaleza, con cualquier objeto hacen un juguete. Basta con acompañarlos y generar espacios donde puedan ponerla en práctica. Pomar recomienda que a partir de ahí la familia deberá liberar a los más pequeños de los cánones estéticos que crean que debe seguir lo que crean. Explica que a los adultos que reprimen inconscientemente su creatividad, que están desconectados de su vertiente más creativa, puede resultarles complicado hacer este acompañamiento: "Cuando has dejado de fomentar y trabajar tu creatividad, te condicionan los prejuicios, patrones y estereotipos. Estas emociones reprimidas dificultan que conectes con tu creatividad y sea difícil acompañarles", afirma Pomar.

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Merche Ochoa es payasa profesional, fundadora y directora del espacio estable de formación clown El Rinclowncito, donde entre otras cosas organizan actividades destinadas a todo tipo de público desde la infancia hasta espectáculos para adultos. Tiene claro que el público familiar es el público ideal, porque pueden jugar muchas cosas: "Puedes trabajar con la infancia, que son la inocencia pura y la curiosidad, y con los adultos puedes jugar con dobles lecturas, generando otro tipo de complicidad . Cuando están juntos nos dan mucho juego y es muy divertido. Todo el mundo coincide en que las pantallas son muy tentadoras, pero si se está con los niños y niñas, se les motiva para jugar a otras cosas y se les acompaña, ellos se animan enseguida. "Cuando las familias también participan ya sabes que son gente implicada y seguro que funcionará", comenta Ochoa.

La propuesta de los talleres organizados por el ARA con el apoyo de la Generalitat de Catalunya estaba al margen del consumismo habitual de Navidad. La sostenibilidad y el reciclaje eran los ejes de las actividades, donde jugaban un papel importante la estrategia y la imaginación conseguir que las propuestas creativas fueran factibles. "Experimentar es fantástico, el ensayo-error y que los niños se puedan frustrar, que sean conscientes de que tienen otra oportunidad para conseguir el árbol o el muñeco de nieve que están creando", propone Merche, que anima a las familias a dejar que los niños se equivoquen.