Reproducción asistida

Sara López: "La tendencia es personalizar al máximo los tratamientos en función de las necesidades de los pacientes con el objetivo de aumentar las probabilidades de éxito"

Ginecóloga especialista en reproducción asistida

Sara López es ginecóloga especialista en reproducción asistida en el CIRH - Centro de fertilidad y reproducción humana. En 2023 publicóQuiero quedarme embarazada: claves para entender la reproducción asistida, con la voluntad de visibilizar los problemas de esterilidad e infertilidad de forma cercana y amena. Hablamos con ella mientras participa en el 34 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Fertilidad.

–¿Cuál ha sido el tema estrella del Congreso?

Últimamente se está hablando del mal llamado rejuvenecimiento ovárico ligado al retraso de la maternidad, una especie de reactivación ovocitaria para las pacientes con baja reserva ovárica. Cada vez que las pacientes que llegan a los centros de reproducción asistida son mayores y uno de los obstáculos habituales es el empeoramiento de la calidad ovocitaria, que minimiza las probabilidades de embarazo.

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–¿Es posible hacerlo?

Ahora mismo es una técnica experimental que se ofrece a pacientes, pero se necesitan más estudios para saber si realmente este tipo de tratamiento funciona. Si termina siendo viable nos ayudará mucho en la práctica clínica.

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–¿Hacia dónde va la medicina reproductiva?

Hay muchas vías abiertas, pero sobre todo trabajamos para saber qué mejoras podemos realizar a nivel ovocitario, espermático y uterino para aumentar las probabilidades de implantación embrionaria y su evolución para conseguir el embarazo. La tendencia es personalizar al máximo los tratamientos en función de las necesidades de los pacientes con el objetivo de aumentar sus probabilidades de éxito.

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–¿España sigue siendo líder mundial en medicina reproductiva?

Sí, es de los países más avanzados. La primera fecundación in vitro fue el 78 en Reino Unido, y después aquí a principios de los 80. Desde entonces España ha sido un punto neurálgico de centros de reproducción asistida. Aunque la legislación sobre técnicas de reproducción humana es de 2006, es moderna y abierta de miras, por ejemplo, acepta la donación de óvulos y semen, que favorece la posibilidad de promover tratamientos. Vamos un paso por delante respecto a otros países.

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–En la práctica ¿qué implica?

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Cuanto más ciclos haces, más prácticas y más investigas. Lo hacemos muy bien y tenemos muy buenos laboratorios y tasas de embarazo. Esto hace que gente de otros países opte por venir a realizar el tratamiento por el alto conocimiento que tenemos en reproducción asistida y porque la legislación de sus países no permite la donación.

–La OMS considera la esterilidad como una enfermedad. ¿Somos suficientemente conscientes?

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No, debe visibilizarse más y hablar de la esterilidad con naturalidad. Una de cada cinco parejas tiene problemas de esterilidad, no es baja prevalencia. Hay que realizar mucho trabajo desde diferentes puntos de vista. No sólo desde la consulta de reproducción asistida, también desde la consulta ginecológica y en las escuelas. Como sociedad deberíamos normalizar unos tratamientos que son más habituales de lo que imaginamos.

–¿Nos falta educación?

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Educación y autoconocimiento de nuestro cuerpo. Muchas mujeres no saben cómo funciona el ciclo menstrual o que la reserva ovárica es finita. La probabilidad de embarazo natural en mujeres de 45 años es casi cero. Se debería potenciar la congelación de óvulos para aumentar las probabilidades de embarazo.

–¿Qué debería tener presente quien esté a punto de empezar un proceso de reproducción asistida?

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Para cada uno es diferente y en función del tipo de paciente llega de una u otra forma. Una pareja heterosexual que lleva un año en busca del embarazo suele tener un desgaste físico y emocional. Este punto de partida es diferente si es una mujer que no tiene pareja o una pareja de mujeres que en principio no tienen problemas de esterilidad, aunque las cosas pueden complicarse.

–¿Con qué expectativas llegan a la consulta?

A menudo son muy altas. La información que mujeres al principio puede parecerles dura, pero es realista, y eso no implica que no sea positiva. Todo es estadística, se personaliza el tratamiento en función del paciente, pero deben conocer sus probabilidades reales de embarazo y que en ocasiones no se consigue al primer ni al segundo intento.

–¿Hasta qué punto es importante el factor psicológico?

Ayuda a estar bien física y mentalmente porque puedes encontrarte una serie de obstáculos. Es importante que la paciente se sienta acompañada no sólo en el ámbito médico, por eso también ofrecemos soporte psicológico y nutricional. Cuando te sientes bien físicamente afrontas mejor todo lo que va a venir. También es recomendable no centrarse sólo en el proceso y seguir haciendo otras cosas, porque si no, puede ser duro. Siento una verdadera admiración por la resiliencia de las pacientes, la ilusión con la que continúan después de un negativo.