Teresa Ribera, una "tecnócrata" a la que cuesta mucho decir que no

Es la cara visible de los socialistas que mejor se mueve en Bruselas, donde ha liderado las negociaciones para la reforma del mercado eléctrico

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Teresa Ribera

MadridEn estas elecciones europeas el PSOE ha ido sobre seguro. Teresa Ribera (Madrid, 1969) es, probablemente, la cara visible de los socialistas que mejor se mueve en Bruselas. También de las más conocidas. Factores que no han pasado por alto a la hora deelegirla como candidata a las elecciones europeas del próximo 9 de junio.

Aparte de liderar importantes negociaciones, como la de la reforma del mercado eléctrico, también ha sacado pecho defendiendo los intereses del sur de Europa: "Aquí no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades energéticas", decía julio del 2022, en plena negociación para que los países redujeran su consumo. Unas palabras que, intencionadamente, verbalizó para que dejaran un cierto sabor a justicia poética: durante los peores años de la Gran Recesión hizo fortuna el símil que confrontaba las cigarras que gastaban (los países del sur) y las hormigas ahorradoras (el norte, encabezado por Alemania).

Todo ello, pues, puede suponer un balón de oxígeno para los socialistas en Bruselas, sobre todo teniendo en cuenta que entre la lista de pasos decisivos que tendrán que asumir los próximos dirigentes comunitarios está la transición verde. Aquí jugará un papel clave su talante, apuntan varias voces que han trabajado de cerca. "Cuesta mucho decirle que no", dice un ex diputado en el Congreso con el que ha coincidido en las comisiones de Energía. "Sobre todo porque es una convencida [de lo que defiende] y toca mucho", añade. Sin embargo, a veces algún símbolo le ha costado críticas de la oposición, como cuando llegó en bicicleta a la cumbre del clima de Valladolid escoltada de cerca por dos coches oficiales.

"Dura negociadora"

Ribera es jurista de formación y tiene un puesto en el Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, una "tecnócrata", apuntan las voces. Más allá del currículo profesional, donde la energía y el medio ambiente ocupan gran parte del espacio, Ribera es "dura negociando", añade la misma voz, que lo ejemplifica así: "Es una buena jugadora de rugby, pero si tú juegas bien en el rugby te respeta, si no, te destroza y se olvida de ti y, además, se fuma un puro sin contemplaciones". Otro diputado destaca que "sabe persuadir muy bien". Eso sí, cuando negocia y acuerda, cumple: "Es una mujer de palabra. Tampoco te propondrá algo si sabe que no puede hacerla".

Sobre su vida personal, quien ha coincidido explica que es "fuerza reservada" y apunta que el hecho de que su marido, Mariano Bacigalupo, también ocupe un cargo importante en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) "no ha ayudado". "Más de una vez ha tenido que aguantar algún chiste malintencionado", dice un ex diputado. Las raíces las tiene en Madrid: "Es cosmopolita y no te presume de nacionalismo español", añade la misma voz. Ahora bien, cuando toca negociar la letra pequeña de ciertas leyes, la confianza aflora y las anécdotas también: "Un fin de semana, mientras pactábamos enmiendas, nos enviábamos fotos de lo que cocinábamos. También mems que le hace su hija", recuerda un exdiputado.

De su paso por las filas socialistas destaca el papel que tuvo como secretaría de estado del Cambio Climático con José Luis Rodríguez Zapatero entre los años 2008 y 2011: "Parte de la autoridad que tiene sobre Pedro Sánchez viene de 'aquí. Él era un diputado raso y ella ya movía las cerezas", recuerda un diputado.

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