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Traspasos de dinero, suplantaciones y clima de "terror": reconstrucción de la marcha de Manel Esteller del Instituto Josep Carreras

Durante los cinco años que ha dirigido el centro, el oncólogo ha utilizado recursos de la institución que no le correspondían para beneficiar su investigación

La fachada del Instituto de Investigación Josep Carreras

BarcelonaEs un científico de altísimo prestigio internacional por sus trabajos de investigación en el cáncer, pero Manel Esteller no hacía su trabajo sólo con los recursos que le correspondían. Desde 2019, el investigador dirigía el Instituto de Investigación Josep Carreras (IJC), centro que, tal y como ha avanzado el ARA, se ha visto obligado a dejar tras los resultados de una auditoría que ha analizado en los últimos cinco años de gestión económica del instituto. Éste y otros documentos y testimonios constatan la existencia de una serie de irregularidades contables, abuso de poder y suplantación de identidad científica para beneficiar la búsqueda de Esteller.

A lo largo de un año y medio de investigación, el ARA ha hablado con una quincena de trabajadores y ex trabajadores del IJC y ha accedido a las actas del patronato, informes internos y correos electrónicos. También ha obtenido acceso, mediante la ley de transparencia, a la auditoría elaborada por KPMG. Tanto la documentación como los testigos evidencian que Esteller, a través de la gerencia del IJC y con la participación pasiva del director honorífico Evarist Feliu, desvió fondos de otros grupos del centro –cuantificados en cientos de miles de euros– para favorecer la investigación propia sin que ni los investigadores ni los miembros del patronato lo tenga. Este diario ha contactado con Manel Esteller, quien ha dicho que no hará ningún comentario al respecto.

Esteller es profesor de investigación Icrea, una posición que concede la Generalitat en reconocimiento a la excelencia científica. Un estudio de 2024 de la Universidad Stanford (EE.UU.) lo sitúa como el investigador en cáncer más influyente de todo el Estado y el 124 del mundo. También ha recibido numerosos galardones internacionales y nacionales, entre ellos la Medalla de Honor de Oro del Parlamento de Cataluña. Desde que el oncólogo entró en el IJC, la institución ha crecido exponencialmente –ha pasado de 6 a 20 grupos de investigación– y ha alcanzado metas como la obtención de la acreditación como centro de excelencia Severo Ochoa del ministerio de Ciencia. A pesar de su valía como investigador, la auditoría revela que Esteller se valió de su reputación como científico para utilizar para su investigación recursos que no le correspondían y favorecerla con la contratación de personal.

Manel Esteller en una entrevista.

Tras varias denuncias internas, en junio del año pasado el patronato de'IJC suspendió cautelarmente de funciones Esteller, a la espera de llevar a cabo una auditoría para evaluar su gestión. Tres meses después, el oncólogo renunció a la dirección argumentando que quería centrarse en la investigación. Varias fuentes han confirmado al ARA que lo hizo después de una conversación telefónica con la consejera de Investigación y Universidades, Núria Montserrat, que le insistió para que diera un paso al lado.

Los resultados de la auditoría se presentaron la pasada primavera en el patronato, donde se encuentra tanto la conselleria de Salud como la de Investigación y Universidades, dado que el IJC forma parte de los centros de investigación de excelencia catalanes (CERCA). En consecuencia, fuentes del IJC confirman al ARA que el oncólogo se irá de la institución a principios de diciembre. Según ha comunicado él internamente, asumirá la dirección de investigación de genómica del cáncer de un centro de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.). En un principio, Esteller quería mantener la posición y el sueldo de investigador Icrea, pero finalmente, y tras la publicación del artículo del ARA sobre su marcha, ha pedido una excedencia.

El IJC es una fundación participada en un 77% por instituciones públicas: la Generalidad de Cataluña (53,85%), el Ayuntamiento de Badalona (7,69%), la Universidad Autónoma de Barcelona (7,69%) y la Universidad de Barcelona (7,69%). La parte privada pertenece a la Fundación Internacional Josep Carreras (23,08%). Consultadas por el ARA, las conselleries de Salut i Recerca atribuyen la marcha de Esteller "a la dinámica normal de movilidad de investigadores entre instituciones de excelencia". Tras conocer la auditoría, ambos departamentos iniciaron "investigaciones propias a través de las unidades competentes, y todavía están en curso".

Suplantación de identidad científica

Una de las prácticas irregulares que recoge la auditoría tuvo lugar entre 2020 y 2024 y afectó a dos investigadoras del centro. Según un informe interno, el equipo de gerencia y dirección presentó en nombre de las investigadoras la solicitud de dos fondos start-up –ayudas que otorga la Fundación Josep Carreras pensadas para investigadores para establecer su laboratorio–. Desde la Fundación se les concedieron, por importes de 401.182 euros y 333.683 euros, y se destinaron a la búsqueda de Esteller. Las investigadoras no lo sabían y tampoco tuvieron acceso a los fondos.

El pasado marzo, tras su conocimiento, las afectadas presentaron una denuncia al IJC. El centro impulsó un procedimiento interno que concluyó que ha habido "suplantación de identidad científica" y "mala praxis", y que la falta de acceso a este fondo "ha afectado a la capacidad de investigación" de las investigadoras y ha "mermado su competitividad científica".

Otro caso es el de un investigador líder de grupo que optó a una convocatoria extraordinaria de la Fundación para financiar proyectos vinculados a la cóvido y ganó dos por un importe de varias decenas de miles de euros. "El dinero se transfirió al IJC, pero no aparecía como ninguna línea de coste de mi grupo. Nunca recibimos ni un céntimo, aunque llevamos a cabo los proyectos, los documentamos e hicimos las memorias correspondientes. ¿Dónde fue a parar ese dinero?", dice al ARA.

Cargos injustificados a los grupos

El IJC se financia a través de recursos públicos y fondos privados, procedentes mayoritariamente de la Fundación. Parte de estos últimos son los que se gestionaron de forma irregular y se desviaron hacia la búsqueda de Esteller. La manera más frecuente era a través de las líneas de coste, que son depósitos asignados a un grupo y unidad donde se coloca el dinero otorgado por un ente financiador. Cuando un grupo debe comprar servicios o productos, el investigador principal o jefe de unidad elige uno de sus centros de coste y carga los gastos.

La auditoría certifica que se han traspasado importes de líneas de coste en busca de Esteller sin conocimiento de los afectados. Los traspasos modificaron el presupuesto interno del IJC, pero no se reflejó ni se informó a las justificaciones económicas. Quien más sale beneficiado es la start-up del doctor Esteller, que destinó el dinero en gran parte a gastos y contratación de personal. "Cada vez que entraba dinero privado en el IJC, él decía a gerencia que se les quedaba, y así se hacía", explica un investigador. Otra investigadora explica que había visto gastos imputados a su plataforma en el aplicativo contable que no le correspondían y que, pese a pedir explicaciones a gerencia, no había obtenido respuesta.

Mercè Calvet precedió en el cargo al equipo de gerencia señalado en esta auditoría y explica que nada más entrar ya detectó anomalías. Cuando las notificó, recibió "presiones y maltrato psicológicos, hasta el punto de ser excluida de reuniones con gerentes de otros centros sin explicación alguna", dice. Según relata Calvet y corroboran otros testigos, Esteller pedía contratos a investigadores sin abrir ningún proceso competitivo de selección ni publicar vacantes con plazos, como corresponde a un centro público. Las mismas fuentes explican que gerencia imponía la contratación de servicios y suministro a terceros "a dedo", sin justificación alguna de su necesidad ni ninguna acreditación de la recepción del bien o producto contratado. Se hacía, aseguran las fuentes conocedoras, "para satisfacer intereses personales o dar cumplimiento a peticiones de Esteller para la instalación de laboratorios o equipamiento para su grupo de investigación".

Sobre los traspasos y cambios de centros de coste, la responsable de gerencia en ese momento dice que "eran competencia del área financiera y de la dirección" y que cuando detectó "incidencias" las trasladó "por los canales internos ya las autoridades competentes". Sobre las contrataciones, dice que "se tramitaban con necesidad, presupuesto y filtros técnico-jurídicos". "El director [Manel Esteller] dirigía solicitudes concretas a recursos humanos; por mi parte de gestión, se seguían los procedimientos públicos. Las contrataciones anómalas por parte de dirección están siendo analizadas por los organismos competentes", asegura.

Una plataforma que no funcionó

Tanto los testigos como la documentación apuntan a que quien ejecutaba las irregularidades era el equipo de gerencia. Un informe interno atribuye al equipo de gerencia la contratación de la empresa SetFile para que implementara una nueva plataforma tecnológica que no llegó a ser funcional. La empresa facturó más de 240.000 euros. Un informe pericial concluye que "la herramienta es inoperativa y no funcional y no puede ser utilizada ni plena ni parcialmente". Sin embargo, la persona implicada dice que "sin el expediente completo no se puede afirmar que haya habido una irregularidad".

En este sentido, Isabel Troytiño, que en 2019 era la jefa de comunicación del IJC, explica que "gerencia intentaba cerrar acuerdos con personas conocidas y amigos". Para evitar tener que hacer un concurso público, "pedía que se hicieran facturas con otros NIF por importes inferiores a 15.000 euros, que es el límite que marca la ley".

En ese momento, gerencia también presupuesta, entre 2021 y 2023, una dotación extraordinaria de 400.000 euros que atribuía a la conselleria de Salut. La administración nunca aprobó esta aportación, pero gerencia la incluyó en los presupuestos insistiendo en que se había acordado, según un informe interno. En una serie de correos electrónicos, Montse Llavayol, subdirectora general de investigación e innovación en salud de la conselleria de Salud, reitera que ese dinero no se había comprometido en ningún caso por parte de la Generalitat. Al respecto, la responsable de gerencia afirma que "lo que había eran escenarios presupuestarios presentados y avalados por gobernanza". Finalmente, en 2024 el IJC hizo constar unas pérdidas de más de un millón de euros y puso en marcha un plan de contingencia para cubrir la deuda.

Pese a no disponer siempre de fondos aprobados, según la auditoría el equipo de gerencia autorizó la contratación de personal para reforzar mayoritariamente la unidad de Esteller. La mayoría de los nuevos contratos se firmaron en el 2023 y otros tres en el 2024, y algunos pasaron a ser indefinidos.

Clima de "terror"

Las fuentes entrevistadas califican el ambiente a la institución de "reino de terror" y achacan el malestar laboral "al trío formado por Feliu, Esteller y gerencia". "[Estrillero] Es un rock star de la ciencia, uno de los pocos nombres de científicos que la gente de a pie conoce, siempre alineado con los gobiernos catalanes. Esto le ha dado una impunidad total", apunta un investigador del centro.

"Cuando levantaba la mano para señalar irregularidades, recibía amenazas", recuerda Troytiño, jefe de comunicación del IJC en el 2019. "Fui a hablar con Evarist [Feliu] y no me hizo ni caso. Estuve de baja por ansiedad y depresión. Y me despediron". En menos de un año, el malestar diario y el clima laboral tóxico derivaron en "numerosas bajas laborales y despidos imprevistos, sobredimensionados por el poco tiempo que el centro llevaba en funcionamiento, sin valoración ni justificación alguna", dice el exgerente Mercè Calvet. En el período 2020-2023 se produjeron siete despidos, de los cuales cuatro fueron improcedentes.

Guerra interna

Después de que Calvet se marchara del IJC, fuentes cercanas relatan que el nuevo equipo de gerencia y el oncólogo "iban a la una". La buena sintonía se rompió a principios del 2024. De hecho, se presentó una denuncia anónima de acoso laboral contra Esteller con la responsable de gerencia como víctima. Tras un procedimiento interno, la consultora Saó Dispute Resolution concluyó que se había "atentado contra la dignidad e integridad" de la afectada, aunque la conducta no podía tipificarse de acoso "porque no cumplía con el requisito de la continuidad en el tiempo". El informe recomendaba realizar una auditoría de los protocolos de toma de decisiones y el seguimiento de las irregularidades.

A raíz de estas conclusiones, en junio el patronato del IJC evaluó la revocación cautelar de Esteller. Evarist Feliu le defendió con una carta de apoyo firmada por una veintena de investigadores del centro y recalcando que el conflicto entre la gerencia y el director estaba en vías de resolverse. "¿Cómo debías decir que no firmabas, si tu carrera depende de él, que firme contigo un artículo científico, que te haga una carta de recomendación para ir a otro sitio, que ponga su nombre cuando pides un proyecto de investigación para que te lo den?", cuestiona una de las firmantes.

Algunas de las cerca de 800 páginas a las que el diario ARA ha tenido acceso a su investigación.

Pese a la carta, el patronato suspendió cautelarmente las funciones de director de Esteller, que pasó a recibir sólo su sueldo como investigador Icrea, que puede llegar a ser de hasta 117.000 euros anuales. En la reunión del patronato del 2 de diciembre, el tenor Josep Carreras pidió que tanto Esteller como el equipo de gerencia abandonaran el centro "para facilitar entrar en la nueva etapa y limpiar el pasado", y solicitó a Icrea que llevara a cabo las acciones necesarias con el oncólogo. En esa reunión Joan Gómez Pallarès, entonces director general de investigación de la Generalitat, insistió en que Esteller había pasado la evaluación científica con Icrea y que desde la conselleria de Investigación le buscarían una salida. Fuentes conocedoras lo vinculan a que Pallarès haya sido destituido del cargo por la consellera Montserrat.

El 22 de abril de 2025, el IJC nombró a Ari Melnick como nuevo director tras un proceso internacional de selección. Se trata de un investigador muy reconocido en el campo de las enfermedades hematológicas y epigenética del cáncer. En paralelo, a mediados del pasado año la Oficina Antifraude de Catalunya recibió cuatro denuncias relacionadas con presuntas irregularidades en el IJC. De esas, dos las ha remitido a la autoridad competente, una se ha archivado y una todavía se está tramitando.

La responsable de gerencia fue despedida hace pocos meses. "Si estas imputaciones fueran ciertas, el procedimiento coherente sería un expediente disciplinario con garantías, no un despido objetivo colectivo sin base sólida requerido por Antifrau", dice en su defensa. Evarist Feliu, que también es el médico personal de Josep Carreras, sigue como presidente de la comisión delegada del IJC. El ARA se ha contactado sin obtener respuesta.

En un comunicado enviado este viernes, el IJC confirma que "los resultados de la auditoría han documentado que, en algunos casos, los fondos habían sido destinados a líneas de investigación científica distintas de las que, en principio, eran beneficiarias". La Fundación Josep Carreras afirma que, tras estas irregularidades detectadas, "ha potenciado las tareas de su comité científico en lo que se refiere a la selección y evaluación de los proyectos y equipos, y está introduciendo una plataforma informática para mejorar y agilizar los procesos de solicitudes, selección y seguimiento de los proyectos. También ha seguido midiendo el impacto de la producción científica de las ayudas otorgadas".

"Un liderazgo muy caro"

Antes de llegar al IJC, Esteller trabajaba en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), donde había impulsado el programa de epigenética y biología del cáncer durante diez años. Al marcharse, se llevó a todo su equipo, formado por más de una veintena de personas. "Fue como perder a Messi y seis investigadores más buenos, francamente", recuerda el director de IDIBELL, Gabriel Capella. "La dotación de recursos que tenía Esteller era extraordinariamente generosa. En nombre de la ciencia catalana invirtimos mucho en él y en sus investigadores", señala Capella. "Pero es una persona y hay muchos investigadores brillantes. Las evaluaciones, para ser justas, deberían hacerse en función del dinero y recursos de que dispone cada uno, porque sin las estructuras que les apoyan no crece ningún Messi", añade. Para Capella, está claro que "Estellero ha ayudado a consolidar el IJC". Ahora bien, puntualiza: "Tiene un estilo de liderazgo que gasta muchos recursos a todos los niveles".

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