¿Por qué la tromba de agua de Alcanar no se pudo prever?
El estancamiento de la tormenta en un pequeño espacio desbordó el pronóstico
BarcelonaEl conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y los alcaldes de la zona insisten en que no estaban alertados de la magnitud de la tromba de agua que se acercaba. Y es cierto. En las informaciones del tiempo del miércoles no había ninguna previsión que avisara de trombas de agua de más de 100 l/m², y todavía menos de más de 200. Hay que decir, sin embargo, que ayer a primera hora sí había vigente un aviso del Meteocat por intensidad de lluvia en les Terres de l'Ebre: un aviso de grado 1 sobre 6 que alertaba de posibles chubascos de más de 20 l/m² en 30 minutos. Peligro moderado. Este es un tuit del martes al atardecer:
Fue después, en plena tromba de agua, cuando la SMC fue subiendo el peligro hasta el nivel más alto. Por lo tanto, se puede decir que el contexto de riesgo de lluvia intensa sí estaba identificado, pero no se previó una tromba de agua de la magnitud de la que se produjo ayer entre Alcanar y Sant Carles de la Ràpita.
Seguramente el motivo más importante de por qué no se entrevió un peligro más alto tiene que ver con el hecho de que la precipitación se quedó estancada en un espacio muy pequeño durante tres horas. Había un peligro moderado según el Meteocat de que cayesen más de 20 l/m² en media hora, y en muchos de los pueblos del Montsià este umbral de peligro no se superó. En Amposta, donde acabaron cayendo 78 l/m² al final del día, la máxima acumulación en media hora fueron 12 l/m². En Ulldecona el máximo en media hora fueron 15 l/m². Es en els Alfacs y sobre todo en Alcanar donde este umbral queda desbordado con creces: 35 l/m² en media hora a los Alfacs y más de 70 en Alcanar.
Todo este dibujo indica claramente que se trataba de una tromba de agua muy localizada, de escala muy detallada: en un pueblo cayeron 77 l/m² en media hora y en el pueblo de al lado 15. La tormenta se quedó encallada durante más de una hora en un lugar concreto y, a esta escala tan fina, los modelos de previsión tienen más dificultades para identificar el peligro.
Esta dificultad para determinar correctamente el peligro a escala local es más problemática que nunca en esta época del año y en este contexto de cambio climático, porque el mar está más caliente y la posibilidad de descargar grandes cantidades de agua en poco rato es mucho más importante.
La dificultad de hacer previsiones
La atmósfera es lo que se denomina un sistema dinámico no lineal, cosa que significa que es un sistema muy sensible a pequeños cambios en las condiciones iniciales. Una manera fácil de entenderlo es mediante un péndulo doble, como demuestra este vídeo grabado por un profesor de física de la Universidad de Washington:
Cuando el péndulo es simple es fácil prever cuál será su movimiento, pero ¿qué pasa si se afloja uno de los tornillos del medio? Ahora el movimiento del péndulo es mucho más complicado de prever, es caótico ya desde muy pronto. Esto mismo pasa con los modelos de predicción del tiempo: por más estaciones de medida que haya, las condiciones iniciales que se introducen al modelo nunca son lo suficientemente precisas.
Sabiendo esto, un sistema de predicción consiste en hacer correr el modelo de previsión falseando un poco las condiciones iniciales que se tienen, para ver si pequeños cambios pueden influir mucho en el pronóstico. De este modo, a partir de hacer correr el modelo 30, 40 o 50 veces, se obtiene una probabilidad de que pase un hecho concreto. Estos son los mapas de ayer de los dos grandes modelos de previsión: el americano y el europeo con la probabilidad de que ayer cayesen más de 20 l/m² en todo el día. El contexto de peligro más alto se situaba claramente en Aragón y en Castilla, y apenas se entreveían síntomas de posibles trombas de agua fuertes en les Terres de l'Ebre.
Para acabar, hay que tener en cuenta un aspecto que tiene que ver con cómo evaluamos el peligro en general. Si la previsión del tiempo de un día cualquiera dice que hay un 10% de posibilidades de que llueva, es un porcentaje muy bajo y se tiende a dar por hecho que no lloverá. Pero el hecho es que, si el cálculo de probabilidad está bien hecho, una vez de cada diez que haya este pronóstico acabará lloviendo.