Otro verano con playas con aforo limitado
Los ayuntamientos del litoral gerundense relajarán algunas medidas pero mantendrán el control de afluencia en calas y playas
Los ayuntamientos del litoral gerundense se preparan para un verano con gran afluencia en las playas y con largas colas para acceder a las de dimensiones más reducidas, como pasó el año pasado en Calella de Palafrugell, en Begur y en la Cala Bona de Blanes, entre otros. Ya no hay estado de alarma y los indicadores de la pandemia de covid despiertan confianza gracias al buen ritmo de la campaña de vacunación, pero las playas no recuperarán todavía la plena normalidad este verano. Los ayuntamientos todavía están pendientes de las medidas sanitarias que dicte el Procicat a principios de junio, cuando se suele dar por inaugurada la temporada de baño, pero ya trabajan en planes de limitación de aforo y en la contratación de vigilantes para garantizar que se cumplan las restricciones vigentes y evitar masificaciones. Además, la eliminación del toque de queda nocturno genera temor por los botellónes en las playas y por eso algunos ayuntamientos ya han anunciado medidas de vigilancia para evitarlos.
La experiencia de Semana Santa, con poblaciones del litoral desbordadas de visitantes, y el hecho que todavía habrá restricciones para viajar al extranjero, hacen prever una temporada de verano con muy buena ocupación en los destinos turísticos de proximidad, como la Costa Brava, donde hay numerosas playas pequeñas y calas que requieren limitaciones de acceso si se quieren garantizar las mínimas garantías de seguridad ante el covid.
Municipios como Palafrugell y Begur, donde abundan este tipo de playas, se vieron obligados el verano pasado a cerrarlas casi cada día cuando ya se había llenado el aforo permitido. Este año, a la espera de las indicaciones del Procicat, los dos ayuntamientos ya tienen claro que volverán a imponer limitaciones de aforo y de acceso.
Una app para saber si hay sitio en la playa
En Palafrugell unos carteles indicarán en cada una de las playas el aforo permitido y un mínimo de cinco agentes cívicos velarán para que se respeten todas las medidas de seguridad impuestas. Según avanza el alcalde, Josep Piferrer, el Ayuntamiento ya ha decidido que este año volverá a activar la aplicación que puso en marcha el verano pasado, que permitía a los bañistas saber en streaming qué playas ya estaban totalmente llenas y cuales todavía tenían disponibilidad de plazas. "La aplicación nos fue muy útil para gestionar el control de las playas y fue muy utilizada por los bañistas. Muchos modificaron sus hábitos de ir a la playa para evitar las franjas horarias de máxima afluencia y las playas más masificadas", explica Piferrer.
En Begur las colas de bañistas se concentraron el verano pasado en las playas de Aiguablava, sa Tuna y la playa Fonda. El técnico de Medio ambiente del Ayuntamiento, Xevi Turró, indica que todo apunta a que este verano se relajarán "un poco" las restricciones, de forma que se podrá ampliar el aforo en las playas, a pesar de que asegura que esto no impedirá que se vuelvan a producir colas para acceder a las playas más codiciadas del municipio, como la "icónica" Aiguablava.
Seguridad y calidad en Begur
Turró indica que el Ayuntamiento todavía está confeccionando el plan de regulación de las playas para este verano, que no solo tendrá en cuenta las indicaciones del Procicat, sino también las que exige el sello de calidad internacional Save Tourism Certificate. Begur fue uno de los pocos municipios catalanes que obtuvieron este certificado y, según el Ayuntamiento, los bañistas lo valoraron y se resignaron a hacer largas colas para entrar a las playas porque les compensaba para poder disfrutar de máxima "seguridad, limpieza y comodidad". En Aiguablava, entre las 9 y las 10 de la mañana ya empezaba la cola. Àngels Dalmau, usuaria habitual de la playa de Aiguablava, y también de Tamariu, explica que a pesar de que alguien criticó las restricciones, mucha gente las agradecía porque los controles evitaron las aglomeraciones excesivas que se formaban cada verano. "Sí que había que hacer cola, pero como mínimo podías respirar y estar tranquilo en la playa", afirma. A medida que la gente salía de la playa, los de la cola podían ir entrando. "Era como esperar para un restaurante. El vigilante levantaba la mano y decía: ¡dos plazas! Y entonces la primera pareja de la cola podía entrar a la playa. Y así íbamos tirando".
En Blanes se produjeron el año pasado colas quilométricas de bañistas para acceder a la cala Bona. "Este año volveremos a poner barreras físicas, señalización y vigilantes para controlar el acceso", aseguran fuentes del Ayuntamiento. Se contratarán doce agentes ciudadanos, como el año pasado, para velar por el cumplimiento de aforos y de las medidas de seguridad sanitaria. El hecho que este sábado ya abre puertas uno de los hoteles que el verano pasado se mantuvieron cerrados y la buena ocupación registrada por Semana Santa hacen prever al Ayuntamiento que la temporada será buena en el municipio, que ya ha empezado a poner a punto las duchas y a nivelar la arena, además de colocar indicadores sobre las medidas contra el covid.
Sin segmentación de playas en Lloret
En Lloret no se repetirá este verano la segmentación de la playa que se hizo el año pasado según los tipos de colectivos (seniors, familias o adultos que van en pareja, con amigos o solos). En cambio, según el ayuntamiento, sí que se mantendrán medidas como la del control de aforo en las playas, y recomendaciones como por ejemplo la de acceder con grupos burbuja y manteniendo distancias de seguridad. También se reforzará el personal de informadores cívicos, turísticos y de playas.
En la playa principal y la de Fenals se volverán a utilizar los videosensores inaugurados el año pasado para calcular la ocupación de las playas. Los usuarios podrán saber esta información en streaming a través de la pagina web del Ayuntamiento y de una aplicación que se podrán descargar en el móvil.
Más vigilancia por la noche en Platja d'Aro
La señalización y la vigilancia también estarán presentes en las tres playas principales de Platja d'Aro –platja Gran, cala Rovira y sa Conca –, donde se reforzarán los servicios de limpieza de lavabos (que incorporan dispensadores de gel hidroalcohólico), duchas y lavapiés. El equipo de 35 informadores municipales que el año pasado velaron para garantizar la adaptación del conjunto de la población y del turismo a la "nueva normalidad" no estará este año. En cambio, según el Ayuntamiento, sí que se reforzará con seis agentes interinos la plantilla de la Policía Local, "porque a diferencia de los informadores, tienen capacidad para imponer sanciones, en una temporada en que se prevé la necesidad de más controles en el espacio público, especialmente en las playas durante el anochecer y la noche para evitar aglomeraciones o situaciones de consumo de bebidas alcohólicas en grupo".