El viaje al fondo del mar que comienza en la cima del Canigó
El acuario Oniria de Canet de Rosselló se ha convertido en uno de los principales atractivos de la Catalunya Nord
Canet de RosellónSorprende que la visita a un acuario comience con una ascensión simbólica al Canigó. Se puede hacer subiendo por unas escaleras o con ascensor, pero la manera más original es subiendo por una rampa de piedra artificial como si se subiera de verdad. Cuando está arriba, el visitante se encuentra una reproducción de la cruz que hay en la cima de esta montaña tan emblemática para los catalanes. Así es como comienza el itinerario de este renovado acuario de Canet de Rosselló (Rosselló), que data de principios de los años ochenta.
El relato museístico explica el recorrido de la gota de agua que cae del cielo en forma de lluvia o nieve, pasando por las distintas formas de vida que encuentra en su trayecto hasta que desemboca en el mar y desciende hasta 3.000 metros de profundidad . La idea fue de Patrick Masanet, biólogo que empezó a trabajar en 1986 como conservador y que actualmente es su director científico y técnico. Para Masanet, alma de Oniria, “es un sueño de infancia hecho realidad. Contar una bonita historia sobre el ciclo del agua era la oportunidad de transformar el pequeño acuario de los años 80 en una estructura innovadora en la escala del Canet actual”. En el recorrido pueden verse unos 3.500 ejemplares de las 660 especies de fauna y flora que se encuentran en los ríos y en el mar y que están presentes en el acuario. Hay algunos ejemplares realmente veteranos como una manada –de las tres que hay– que nació en el acuario y actualmente tiene 37 años.
Los orígenes, la antigua lonja de pescado
El acuario es de propiedad municipal y se creó en 1983 en el antiguo palco de pescado. Entonces ocupaba 700 m², tenía un millar de ejemplares de 350 especies diferentes, unos cincuenta tanques y, como es lógico, estaba ubicada junto al puerto. Canet tenía entonces unos 7.000 habitantes. Con el paso de los años la población se fue desarrollando, sobre todo turísticamente y en cuanto a servicios, y fue creciendo hasta dónde está ahora, cuando ha más que doblado la población que tenía hace cuarenta años y se ha convertido en la segunda ciudad en número de habitantes de la Cataluña Norte, después de Perpiñán. En 2017 el Ayuntamiento pensó que era necesario un edificio mucho mayor y moderno, en consonancia con el aumento de población.
El proyecto se encargó a Jacques Rougerie, un arquitecto y oceanógrafo francés de renombre mundial especializado en hábitats submarinos que ha diseñado acuarios tanto en Francia como en Japón, Egipto, la Martinica o la India. En el 2017 el acuario cerró y no se reabrió hasta el 2021 –la pandemia contribuyó a retrasar la reforma–. El nuevo acuario se construyó en torno al antiguo y todos los ejemplares que había en los antiguos tanques se trasladaron a los nuevos; actualmente hay 83 y uno es de gran tamaño para los tiburones. "Construir lo nuevo fue un desafío porque los peces que había en el antiguo se han mantenido", indica Jessica Cobos, de la dirección del acuario.
El nueve está teniendo muchos más visitantes de lo previsto antes de la reapertura. Habían previsto unos 180.000 visitantes al año antes de reabrir y ahora tienen 265.000 anuales, sin contar los que no pagan, como los niños de 0 a 3 años, los maestros de las escuelas, los chóferes de los autocares, etcétera, y que representan unos 30.000 visitantes más anualmente. Los escolares reciben unos 10.000 al año, un segmento de población que les interesa mucho. “En nuestro ADN existe la voluntad de sensibilizar a la población sobre la biodiversidad, la polución, el ahorro de agua, etcétera, y los escolares tienen la edad para recibir esta información –dice Cobos–. Por eso montamos talleres y visitas guiadas, y hacemos programas específicos para el ciclo de educación que tienen”. Desde la reapertura, el acuario ha recibido a unos 900.000 visitantes ya final de año confían en haber llegado al millón.
Estos datos indican que en un tiempo récord Oniria se ha convertido en el primer establecimiento turístico de pago de los Pirineos Orientales. En cuanto al actual contexto, la sequía no afecta al funcionamiento del acuario, ya que se abastece de agua de mar que después vuelve al Mediterráneo.