Una de las víctimas de los acusados de violar y prostituir a menores tuteladas: "Sin niñas, no había droga"
La joven declara que dos de los hombres utilizaban a las jóvenes para conseguir droga del tercer imputado
BarcelonaUn día después de lo previsto, el juicio a tres acusados de prostituir y agredir sexualmente a tres menores tuteladas del centro residencial de acción educativa (CRAE) Kairós del Poble Sec de Barcelona ha comenzado este miércoles con el testimonio de una de las tres adolescentes , que en ese momento tenían 14, 16 y 17 años. La mayor fue pareja de uno de los acusados, durante unos tres meses frecuentó el piso donde vivían dos de ellos y para las acusaciones es un testigo clave para demostrar que en esa vivienda se prostituían menores. Este miércoles la chica ha explicado a la Audiencia de Barcelona que en ese piso recibió varias propuestas de sexo a cambio de dinero y vio a menudo cómo dos de los hombres se encargaban de buscar niñas para que tuvieran sexo con el tercer acusado. Lo hacían a cambio de que él les llevara droga a casa: "Si no llevaban niñas, él no llevaba droga".
La joven ha explicado que conoció al hombre más joven, Mohammed, por Instagram y llegaron a ser pareja durante unos tres meses. Al principio él le dijo que tenía 18 años, pero más adelante ella supo que en realidad tenía 24. La primera vez que quedaron, él la llevó al piso en el que vivía con otro de los acusados, Pablo. Estaba en el Clot, en la calle Mallorca, y cuando los Mossos d'Esquadra accedieron al domicilio para registrarlo encontraron una menor tutelada (ajena al juicio) que estaba "pasando unos días" y otras dos chicas, adultas, pero que también habían pasado su infancia en centros de menores. También había otras dos habitaciones, donde vivían otras personas que, como ha aclarado el mosso que instruyó las primeras diligencias, "no tenían nada que ver ni con los detenidos ni con las chicas".
La chica ha explicado al tribunal que varias veces Mohammed y Pablo le habían ofrecido dinero a cambio de que tuviera sexo con el tercer acusado, Miguel, con la intención de que él les llevara droga a cambio: "Él llevaba la droga y el dinero, pero antes Moha y Pablo tenían que subir niñas al piso porque si no él no iba". La denunciante, ahora adulta, ha explicado que normalmente Mohammed contactaba por Instagram con las menores que después llevaba piso, tal y como lo conoció ella cuando empezaron a salir. Explicó que a ella le hizo la propuesta varias veces y siempre se negó. Normalmente le ofrecían 50 euros: "Cuando decía que no, me ofrecían más. Iban subiendo la cantidad o iban por otro lado, decían que regalarían un viaje, para que dijera que sí".
"Con la cara me decía que no quería"
La joven regresó al piso en julio del 2022, poco después de dejar de ser pareja de Mohammed. Estuvo acompañada de una amiga del CRAE donde vivía, también denunciando a la causa. Ese día, indicó, Pablo le ofreció una coca-cola presuntamente adulterada con alguna droga. "Al cabo de un rato empecé a encontrarme mal. Tenía mareos, veía borroso, me dolía el cuerpo. No podía estar de pie". Dice que se quedó dormida. Al despertarse buscó a su amiga, que había tomado el mismo refresco y estaba "desubicada", y la encontró en una habitación teniendo sexo con Miguel. "Se me quedó mirando, diciéndome que no con la cabeza. Con la cara me decía que no quería, la conozco. Con la cara me decía que la sacara de allí, pero sin decírmelo, con la mirada", recordó.
La joven ha continuado la declaración diciendo que vio cómo su amiga salió de allí con 30 euros en sus manos, pero "no quiso o no supo decir por qué" les llevaba. Ella sospechaba lo que podía estar pasando porque "ya había visto a niñas salir con dinero de una habitación de este piso". Ella seguía encontrando mal por la coca-cola que le habían dado, volvió a dormirse y cuando se despertó encontró a su amiga en otra habitación, encerrada con llave, esta vez con Mohammed. Esto le empujó a denunciar la agresión que sufría su amiga: avisó a la dirección del centro Kairós y los Mossos.
Esta amiga sobre la que ha hablado la testigo de este miércoles declarará mañana, al igual que la tercera denunciante. Para evitarles el trance de encontrarse con los acusados, las chicas no tendrán que entrar en la sala donde se celebra el juicio. La primera –que ahora ya es adulta– ha intervenido desde otra sala del Palacio de Justicia, por videoconferencia, y para las otras dos –que todavía son menores– se utilizará como prueba preconstituida la declaración que realizaron en la fase de instrucción.
Las acusaciones piden hasta 20 años de cárcel
La fiscal ha reclamado para los acusados penas de entre 14 y 20 años de cárcel –y pide que las cumplan en su totalidad–, órdenes de alejamiento para los tres e indemnizaciones de 7.000, 8.000 y 30.000 euros a las chicas. Según su escrito de acusación, los hombres ofrecieron a las niñas dinero a cambio de sexo y las agredieron sexualmente aprovechando que a veces, en ese piso, tomaban drogas hasta quedarse semiinconscientes y "en un estado de intoxicación que impedía prestar ningún consentimiento válido". A los tres acusados también les atribuye un presunto delito contra la salud pública por la cantidad de anfetaminas, cocaína y marihuana que encontraron. La Generalitat, personada como acusación particular, reclama también penas de entre 14 y 20 años, peticiones que pueden cambiar mañana en la fase de conclusiones finales.
Los dos acusados mayores están en prisión provisional desde hace casi dos años, y el más joven goza de libertad provisional. De hecho, el juicio iba a empezar el martes, pero no pudo ser porque este tercer acusado no se presentó. El tribunal dictó una orden de búsqueda y captura que no ha sido necesario ejecutar porque él mismo se ha presentado en el juicio este miércoles.
Declaraciones sin "ninguna fisura"
En la primera sesión del juicio, que terminará mañana jueves con los interrogatorios a los acusados, también declaró el mosso que instruyó las diligencias iniciales de la investigación. El policía recordó la primera vez que escuchó la declaración de las denunciantes. "Las vi suficientemente contundentes y consistentes para solicitar la orden de entrada. No vi ninguna fisura ni contradicciones en sus declaraciones", afirmó.
Con la denuncia, las chicas indicaron a la policía la descripción física de los sospechosos, los nombres, la dirección del piso donde ocurrieron los hechos y el teléfono de uno de los chicos. También les entregaron fotos de los acusados. En una aparecía uno de los hombres exhibiendo billetes. Por su parte, los peritos que examinaron las denunciantes descartaron que tuvieran "motivaciones secundarias" para denunciarlos sin razón por el hecho de que no conseguirían ningún beneficio perjudicándoles.