ARA Estiu

Víctor Amat: "Lo más perverso de la psicología positiva es hacernos creer que, si quieres, los problemas desaparecen"

Psicólogo

Barcelona"Soy un troyano de la autoayuda". Cuando Víctor Amat publicó su primer libro, Psicología punk. Contra el pensamiento positivo y naif, le preguntaron en qué sección de las librerías creía que debía ir: “En la de autoayuda. Porque así cada libro que venda yo será uno que no venderán ellos”.

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Amat, que antes de hacerse psicólogo fue campeón de kick-boxing y tuvo su propio gimnasio de boxeo en Barcelona, se autodefine como psicólogo punk y se ha especializado en terapia breve, un tipo de terapia que fija un máximo de 10 sesiones por paciente: “Más que profundizar en los orígenes de un problema, investigo qué está haciendo esa persona para intentar solucionarlo. Muchas veces la clave está en probar algo que sea casi lo contrario de lo que ha venido haciendo hasta ahora”. Precisamente, lo que le enfrenta a disciplinas como el coaching son las recetas universales: “La receta es no tener receta. Un caso: si tú en el trabajo tienes un compañero que es un gilipollas pero en tu vida ya has conocido a otros, seguramente tendrás recursos para tratarlo. Pero pongamos que nunca has conocido a alguien tan tóxico: entonces es posible que no te las apañes. Y tu solución debe construirse”. Y pone otro ejemplo práctico: “A una persona que se angustia no puedes recomendarle que se tranquilice, que no le dé importancia, porque si tiene dos dedos de frente, eso ya lo habrá probado mil veces. Puedes intentar pedirle... que se ponga más nerviosa. Y cuando vea que eso es imposible, quizá se dé cuenta de que tiene un cierto control sobre esa emoción”.

Una figura de Bruce Lee que mide casi medio metro reposa en un estante de la consulta, enfocado hacia la silla donde deben sentarse los pacientes, y Víctor recurre a menudo a metáforas deportivas, también para criticar lo que llama psicología naïf: “Es difícil bajar de un ring de boxeo sin haber recibido ningún golpe. Y cuesta recuperarse. Cada fracaso es una oportunidad, dicen. Bien, si eres un psicópata sí, pero para el resto del mundo un fracaso es un batacazo, y no debemos sentirnos culpables por estar mal un tiempo. Una de las cosas más perversas de la psicología positiva de los últimos años ha sido hacer creer que, si quieres, los problemas desaparecen, y que tienes derecho a la felicidad y a que todo te vaya de puta madre. La realidad es que una vida feliz es aquella en la que más o menos te apañas con tus problemas”.

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Ahora está terminando un libro sobre la autoestima que se publicará en otoño, fruto de sus experiencias en la consulta y en la vida en general. “Siempre nos han comparado para perder. Que si tu hermana es mejor en esto, en lo otro... La autoestima, al final, es saber venderte eficientemente. Por eso yo lo que recomiendo a la gente es que disimule”. Una recomendación que concreta en tres pilares: “No intentes poner toda la energía en lo que sabes que nunca podrás hacer bien, porque entonces estás perdido. Las cosas que sabes hacer bien a medias intenta mejorarlas: aquí sí tienes un margen de crecimiento personal. Y, sobre todo, intenta exhibir lo que mejor te sale. Muchas veces no somos conscientes de lo buenos que somos en algunas cosas”.

Muchos de los pacientes que le llegan últimamente a la consulta tienen problemas relacionados con el entorno laboral. “Nos han metido en la cabeza que para ser un triunfador debes ser un líder, una persona extrovertida... Pero si todos fuéramos líderes, ¿qué pasaría? ¡Hay mucha gente que quiere ser una persona que no es y sufren muchísimo!” Y también deja caer un último consejo de inspiración futbolística: “A la gente que está angustiada en el trabajo le recomiendo que intente ser más eficiente, que elija bien las batallas. Messi estaba buena parte del partido sin hacer nada y aparecía justo para demostrar que era Messi. Y era el mejor del mundo”.