Vox blanquea Mazón, y viceversa

Intercambio de favores en la Comunidad Valenciana entre un presidente acorralado por la desastrosa y dramática gestión de la DANA y una ultraderecha que ha aprovechado su debilidad para introducir su radical programa de máximos. Un Carlos Mazón cada vez más aislado social y políticamente, de repente logra salvar los presupuestos gracias al aval y los votos de la ultraderecha, que a cambio ve cómo la criminalización de la inmigración y el negacionismo climático adquieren estatus de programa de gobierno.

El negacionismo climático como nueva bandera de la Generalitat Valenciana eleva al máximo una paradoja que roza la obscenidad: si la sensibilidad climática del ejecutivo de Mazón hubiera sido la adecuada, probablemente su reacción ante la DANA hubiera sido otra, por supuesto más rápida y sin duda mucho más responsable. Se habrían salvado más vidas. Pues ahora resulta que el ejecutivo de Mazón se hace suyos los postulados negacionistas. Vox está blanqueando la inutilidad criminal de Mazón con la DANA, y viceversa: Mazón da alas al partido de Abascal y su discurso directamente trumpista.

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Veámoslo. A modo del presidente de Estados Unidos, Vox quiere suprimir todas las partidas destinadas a la Agenda 2030 y al Desarrollo Sostenible, además de las tasas derivadas del Pacto Verde Europeo. Pide, también, que la Generalitat asuma las sanciones que la UE o el Estado impongan a los municipios que, sin autorización, reduzcan vegetación de los cauces de los ríos y barrancos. Y en el campo de la inmigración, más trumpismo descarnado: Vox reclama eliminar las subvenciones a las ONG de ayuda a los inmigrantes e incorporar pruebas "fiables" de diagnóstico de edad de estas personas. Asimismo, y entre otras medidas, exige que la Comunidad Valenciana no acepte a más menores no acompañantes, un gesto que supone una bofetada a la política de reparto solidario a escala estatal del gobierno socialista de Pedro Sánchez.

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Queda claro que lo que hacen los de Abascal es una copia adaptada del programa trumpista: señalar a los inmigrantes como grandes culpables y tachar de buenismo antieconómico la protección del medio ambiente. Por supuesto, Vox añade su toque genuino español ultranacionalista consistente en recortar de forma "significativa" el presupuesto de la Academia Valenciana de la Lengua y las subvenciones para la promoción del valenciano, además de reducir al mínimo los programas de memoria histórica.

Con este cambio de cromos, en pleno asedio judicial Mazón gana margen político también ante su mismo partido. Sin alternativa para un hipotético relevo en la Generalitat Valenciana, el PP estatal le ha dejado hacer y de paso ha reabierto la puerta a la colaboración con Vox. Feijóo ve cómo un Mazón en la cuerda floja le marca sin tapujos la agenda de alianzas con los de Abascal. El PP se aleja así del cordón sanitario que, por ejemplo, se ha hecho suyo el nuevo líder triunfante de la derecha conservadora alemana, un Friedrich Merz que ha pactado con los socialdemócratas y ha dejado fuera a la neonazi Alice Weidel. La derecha española da, en la Comunidad Valenciana, un nuevo paso hacia la extrema derecha.