El automovilismo catalán saborea el momento más dulce de su historia

Con la victoria de Àlex Palou en las 500 Millas de Indianápolis, el automovilismo catalán de competición certifica el mejor momento de su historia. El piloto de Sant Antoni de Vilamajor ya contaba con tres títulos de las IndyCar Series (y parece tener el cuarto título en el zurrón), pero nunca hasta ahora un piloto catalán había subido al escalón más alto del podio de una de las tres carreras más importantes del mundo del motor.

Curiosamente, otra de las tres carreras más importantes del mundo, las 24 Horas de Le Mans, fueron el escenario de otra victoria sonada de un piloto catalán, Miquel Molina. El piloto de Lloret de Mar ganó el premio más prestigioso de las carreras de resistencia en la categoría de Hypercars al volante de un Ferrari 499P de la escudería Ferrari AF Corse. En el caso de Molina, es la segunda vez que un piloto catalán gana las 24 Horas de Le Mans, porque en el 2009 el sabadellense Marc Gené también ganó la carrera con un Peugeot 908.

El piloto barcelonés Dani Juncadella también participa en el campeonato del mundo de resistencia de esta temporada en la categoría de GT3 al volante de un Chevrolet Corvette, con una actuación -de momento- brillante: líder del campeonato después de tres carreras disputadas y ganador en la carrera de Qatar celebrada en el circuito de Losail. Pero la participación de pilotos catalanes en el mundial de resistencia va más allá y cuenta también con la presencia de Àlex Riberas, piloto de Barcelona que este año compite en la categoría de Hypercars al volante de un Aston Martin Valkyrie, otro de los equipos más importantes de la categoría.

A todos estos nombres aún podemos añadir el del copiloto Lucas Cruz, ganador en cuatro ocasiones del rally Dakar haciendo tándem con el madrileño Carlos Sainz; el del piloto de Folgueroles Nani Roma, ganador de la décima etapa del Dakar de esta misma temporada, y el del joven barcelonés Pepe Martí, actualmente compitiendo en la Fórmula 2 al volante de un Campos Racing. Martí ya ha probado el éxito después de haber firmado una victoria y un segundo puesto durante las primeras carreras de este 2025.

Vida más allá de la Fórmula 1

Los títulos y victorias de prestigio como las de Miquel Molina en las 24 Horas de Le Mans y la de Àlex Palou en las 500 Millas de Indianápolis certifican a la actual generación de pilotos como la mejor de toda la historia del automovilismo de Cataluña, superando las hazañas de otros grandes pilotos como Oriol Servià, Pedro Martín. Cataluña ha sido históricamente una tierra capaz de generar grandes campeones de motociclismo como Toni Bou, Marc Márquez y Marc Coma, pero nunca hasta ahora había destacado por sus campeones sobre cuatro ruedas.

Forjar un piloto de competición es un proceso caro, que pocas economías familiares pueden permitirse sin contar con el apoyo de un patrocinador o programa de formación. En el caso de los pilotos catalanes citados, encontramos un denominador común: la existencia del programa de jóvenes pilotos del Circuit de Catalunya-Barcelona y la voluntad de algunas marcas comerciales de implicarse en el proceso de aprendizaje y formación mediante soporte económico y comercial.

El gran momento del automovilismo catalán, paradójicamente, coincide en las puertas del Gran Premio de España que debe celebrarse en el circuito de Montmeló este fin de semana y en una época sin ningún piloto catalán en la Fórmula 1, aunque algunos de estos pilotos han probado un monoplaza de la categoría reina. A estas alturas, es imposible obtener un asiento en la actual Fórmula 1 sin el acompañamiento de un gran patrocinador, y los tres o cuatro equipos que pueden optar a la victoria final ya los tienen bien cubiertos todos. Pero casos como el de Àlex Palou demuestran que hay vida más allá de la Fórmula 1 y que el espacio en el que un piloto puede expresar su calidad va mucho más allá del gran circo de la categoría reina del automovilismo.