Gisèle Pelicot lo ha vuelto a decir. Pero lo peor es que ha tenido que volver a hacerlo. Tras el macrojuicio que la dejó exhausta, tal y como reconoce y como es evidente después de todo lo que ha tenido que pasar, Gisèle Pelicot ha tenido que volver a los juzgados porque uno de sus violadores, el único de todos los condenados, ha apelado la sentencia y no se reconoce como agresor sexual. El hombre, con la cara convenientemente tapada, considera que fue "engañado" porque creía que iba a hacer un juego sexual consentido, aunque Dominique Pelicot, el marido depredador de la víctima, insistió en que todos los hombres que violaron a su mujer sabían que estaba sedada y ella nunca dio el consentimiento a nadie. De hecho, como ya sabemos, no fue hasta después de cientos de violaciones cuando llegó a descubrir que los males que sufría tenían que ver con el infierno en el que la había obligado a vivir su marido. Uno de los que mantuvo vivo ese infierno es Husamettin Dogan, el hombre de 44 años que ahora quiere ser reconocido como inocente. "La única víctima en esta sala soy yo, no usted. Asuma sus actos de una vez. Siento vergüenza por usted", le espetó una Gisèle Pelicot nuevamente cuestionada. Y cuando a Housamettin Dogan le preguntaron qué entiende él por violación, contestó: "Alguien atado y forzado". Es evidente que puede responderlo para ayudar a su defensa, aunque sea indefensable, pero ¿cuántas personas creen, aún ahora, que una violación es "alguien atado y forzado"? ¿Y cómo puede ser que Gisèle Pelicot tenga que encararse de nuevo a uno de sus verdugos para decirle: "¿Cuándo lo reconocerá? ¡Asuma sus actos!" Que Gisèle Pelicot vuelva a ser noticia no parece un hecho tan significativo como cuando se dio a conocer su caso. Pero diría que aún habría que darle más importancia. Y no se le está dando. Pero me parece muy relevante que la mujer que tuvo que soportarlo todo, que dio la cara y que dijo que la vergüenza tenía que cambiar de bando, haya tenido que recordar a uno de los hombres que participaron de la barbarie que "¡asuma sus actos!". Porque esta es la clave que explica la dificultad con la que se enfrentan las víctimas en un sistema que sigue sin protegerlas. Los violadores son considerados personas "normales" que no asumen sus actos porque en la sociedad en la que vivimos sus actos pueden llegar a considerarse "normales", como ellos mismos. ¿Cuántas personas creen, aún ahora, que una violación es "alguien atado y forzado"?
En Lleida un padre viola a su hija en la calle ante el hermano de ocho años. Lo detienen dos veces porque ha roto la orden de alejamiento y finalmente sale en libertad después de llegar a un pacto en el que se compromete a no delinquir más. Sale en libertad porque ni la Fiscalía ni la víctima piden su ingreso en prisión aunque no es la primera vez que el padre viola a su hija. ¿Cuántas personas creen todavía que la culpa es de la hija por no denunciarlo? ¿Cuántas creen todavía que la culpa es de la hija porque había bebido y exculpan al padre porque había bebido? ¿Cuántas aún creen que si el padre no se aleja es la hija quien tiene que irse?
El alcalde de Mazán, el pueblo de los Pelicot, llegó a decir que, como Gisèle Pelicot había sido inconsciente en el momento de las violaciones, había sufrido mucho menos que otras víctimas. También dijo que su caso era muy duro, pero que, a diferencia de otros, nadie había muerto. Luego pidió disculpas. Pero ¿quién cree que no lo piensa, todavía?
