Preguntaría a Dolors Montserrat, que habla de forma natural el catalán transmitido por su madre, por qué su partido, el PP, tendría interés en vetar su oficialidad en Europa. El castellano, la maravillosa y universal lengua en la que su partido se expresa y les pide que se expresen, ya es, de oficial. La lengua con la que ella o yo hemos aprendido, de pequeñas, palabras catalanísimas como filaberquín o gintónic también lo ha de ser. Fuera una suerte de que el uso de una lengua más en la babel que es Europa diera trabajo a un sector tan precarizado como el de los intérpretes y traductores, por cierto. los de Ciudadanos, amortiguados los de Vox) en parte por un proscrito: Alejandro Fernández, que exuda simpatía, carisma y un toque –él sí– “popular” que nunca ha tenido ninguno de sus predecesores. Estos jóvenes, algunos hijos de los catalanes, padres es tan "automática" y "orgánica" como la andaluza para los jóvenes del PP andaluz. Hacer ruidito, ridículo, hacer un petarrell, para que el catalán no sea lengua oficial en Europa es significarse peligrosamente. Vox, en este asunto, pasan la maroma y tratan de no caer a las brasas.
