La burbuja de convivencia 'vintage'

Hace pocos días, volviendo a casa por la AP-7, nos paró una retención importante que nos obligaba a pasar en fila, vehículo por vehículo, por el filtro de un control de los Mossos d'Esquadra. El control escudriñaba a los vehículos, imagino que en busca de personas que no formaban parte de la misma burbuja de convivencia. En una situación de pandemia todo es muy extraño, pero me sentí muy incómoda, y pensé que el concepto burbuja de convivencia era vintage y que no responde a las relaciones personales ni a las familias de hoy.

Pasando por el control, vi un vehículo parado con un hombre que daba explicaciones a un Mosso. Me imaginé que eran una pareja de divorciados, que en el coche llevaban tres niños, una de ella y los dos hijos de él que no conviven con ellos porque la custodia es de la madre, la ex mujer de él. Sacaban papeles de empadronamiento, libros de familia y sentencias judiciales ante el Mosso, se desnudaban explicando su vida privada, demasiado compleja para la simplicidad de las burbujas vintage. Quise creer que el Mosso no les multaba. Un pelo más adelante, una chica de una pareja LAT –acrónimo de living apart together, es decir, juntos pero separados– insistía a la Mossa que ellos son familia a pesar de no convivir, y que justamente esto es la esencia de su relación. Demasiado matiz para la Mossa, que tenía que ceñirse a la burbuja vintage, y no sé si la convencieron. Y ya saliendo vi una mujer que iba en el coche con dos hombres y sospeché que eran poliamorosos, y que estos sí que no evitarían la multa.

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El estado, en la forma que sea, tiene que ser muy muy cuidadoso cuando entra en normativizar la vida privada de la ciudadanía, especialmente en las relaciones familiares y personales, donde la uniformidad no existe, y donde la diversidad forma parte de la libertad mínima que tenemos que poder disfrutar. Con la norma de las burbujas de convivencia es muy fácil que los límites no sean claros y que la actuación de la administración se convierta en desproporcionada e injusta, o que como mínimo dé esa sensación, como me la dio a mí en el control policial que viví.

Montserrat Tur es abogada colaborativa, mediadora y coach.