Cacerías políticas

Santos Cerdán sostiene que es víctima de una cacería política. Apuntamos como curiosidad que la inteligencia artificial ha ampliado el catálogo de disculpas de los (presuntos, siempre presuntos) políticos corruptos: ahora pueden aducir que no reconocen su voz cuando la escuchan en una grabación, porque puede haber sido simulada, o recreada, por una IA. A su vez, la defensa de quien fue secretario de organización del PSOE y mano derecha de Pedro Sánchez también pone en duda la credibilidad de los informes de la UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, línea que hace gracia porque no deja de tener un cierto aroma indepe e izquierdista, que remite al abogado Benet Salellas. En efecto, hemos visto altos mandos y decenas de agentes de la Benemérita prestando falso testimonio en el juicio del Proceso, y también sabemos de la existencia y las actuaciones de la policía patriótica durante años y cerraduras, con numerosos informes falsos que buscaban incriminar a personas y organizaciones concretas. También conocíamos a jueces que dictan prisión sin fianza a velocidad supersónica según quien sea o en qué filas políticas milite el investigado, como le ha ocurrido ahora a Santos Cerdán. La existencia de las cloacas del estado está fuera de duda, lo que es más dudoso es que sirvan para exculpar a Santos Cerdán de su propia (y presunta, siempre presunta) cloaca. Sabemos desde hace tiempo que un mismo argumento, en manos debidamente hábiles, puede servir para defender una cosa y la contraria.

También se ha declarado víctima de una cacería de brujas, en repetidas ocasiones, el infame Carlos Mazón, que continúa en la presidencia de la Generalitat Valenciana (sin haber llegado ni siquiera a hacer nunca pública la factura de El Ventorro, ni siquiera a explicar qué hizo la tarde del 29 de octubre) y ha presentado este lunes (ocho meses: ocho meses de reconstrucción de las zonas destruidas por la DANA con 29.000 millones de euros en danza, de los que ya ha repartido algunos entre empresas afines al PP valenciano, o involucradas en algunos de los múltiples escándalos de corrupción del partido. Todo ello a pesar de las protestas de los ciudadanos, que también continúan ocho meses después del desastre y que este domingo sacaron entre cinco mil y quince mil personas (según quien las contara) por las calles de Valencia, en plena ola de calor, exigiendo la dimisión de Mazón.

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En nuestro repaso de dirigentes asediados por cacerías de brujas no podemos descuidarnos a Isabel Díaz Ayuso y su pareja, Alberto González Amador, víctimas —según ella misma— de una "persecución de estado" que curiosamente por el momento sólo ha hecho que el fiscal general del Estado, Álvar delito de revelación de secretos. Y debemos acabar mencionando el tándem Trump-Netanyahu, que han elevado el victimismo y el cinismo hasta el extremo de sustentarlos en el genocidio en curso en Gaza y en la memoria del Holocausto. Ahora hemos visto a Trump intentando presionar a la justicia israelí para "liberar a Bibi" (como le dicen los amigos del primer ministro israelí) de las acusaciones de corrupción que pesan sobre él: afirma Trump que Netanyahu —como él mismo— es víctima de una cacería política.