Los calcetines de Salvador Illa
El miércoles a mediodía Xavi Coral se hacía eco en el Telenotícies de la que, sin duda, era la noticia del día a raíz del debate de TV3 de la noche anterior. “El exministro de Sanidad no se quiso hacer el test de antígenos”. Y a continuación se daba paso a un vídeo en el que nos mostraban cómo el martes por la tarde tomaban la temperatura a los candidatos cuando estaban dentro del coche que los acompañaba a la puerta de los estudios de TV3. Y la locución añadía: “Si no lo llevaban hecho de casa, los candidatos pasaban también, si querían, un test de antígenos”. Y sobre la imagen de Salvador Illa afirmaban: “Todos menos él, que consideró que eran lo bastante seguras el resto de medidas previstas”. Coral explicaba que, ante este hecho, Salvador Illa “ha explicado por qué no se quiso hacer el test voluntario que TV3 ofreció antes del debate” y daba paso a las declaraciones del socialista para aclararlo. Es decir, al día siguiente del debate nos explicaron que el test era voluntario. Pero esto no coincide con la información que nos dieron la tarde anterior, durante la previa del debate.
En el gran show del glamur político que organizó TV3 para recibir a los políticos, la periodista Txell Ortiz, que nos hacía la crónica de color de las curiosidades del palco de candidatos, nos explicó por ejemplo que en ese momento Jéssica Albiach se estaba haciendo el test de antígenos porque “este es uno de los condicionantes de este año en este debate. Todos los candidatos se han hecho uno, ya sea aquí en la televisión o antes de llegar”. Y un rato más tarde, alrededor de las nueve de la noche, el propio Toni Cruanyes nos hablaba de cuando los candidatos “ya hayan pasado por maquillaje o hayan pasado por la prueba de antígenos obligatoria por parte de recursos humanos de la Corporación Catalana para poder asistir a este debate”. Los espectadores entendimos que la prueba no era voluntaria sino que era un requisito indispensable.
Ahora resulta que TV3 nos ofreció un espectáculo exhaustivo de seis horas de duración que tuvo tiempo de dar vueltas del derecho y del revés, antes y después, al encuentro de los nueve candidatos. Montaron una llegada muy sofisticada con coches, escoltas de seguridad y alfombra roja y lo que definieron como “un despliegue de medios sin precedentes” para ofrecernos todo tipo de detalles. Txell Ortiz incluso nos señalaba en la previa del debate que Salvador Illa llevaba “unos calcetines más divertidos de los que estamos acostumbrados a ver”. Tantas horas de televisión, tanto espectáculo, tanta cobertura extraordinaria con todo lujo de detalles y ahora resulta que, a nivel informativo, el martes por la noche el test era obligatorio y el miércoles a mediodía era voluntario. E incluso nos enseñaron los calcetines de Salvador Illa, pero no sus vergüenzas. Ni por activa, ni por pasiva, ni por perifrástica, como le gusta decir al exministro.