Cansados de doblar inútilmente la espalda
Tras la derrota electoral del independentismo de hace un año, tiene mucho sentido preguntarse cuánto durará y cómo acabará la política autonomista de "concordia" con España del president Salvador Illa. Claro: de concordia según su punto de vista, de docilidad colonial y de españolización de los catalanes según el mío. Pero, al margen de los puntos de vista respectivos, y sin querer caer en un determinismo histórico simplista, lo cierto es que venimos de donde venimos. Y además, considerando la historia reciente, sabemos de qué Estado hablamos y a qué nación española nos quieren asimilar.
Precisamente, estos días leía unos artículos de Antoni Rovira i Virgili publicados en La Campana de Gràcia, y tropiezo con uno del 16 de enero de 1915 titulado "El discurso de Cambó" que permite entender bien este "de donde venimos", y donde pienso que tarde o temprano también acabaremos. Rovira i Virgili se refiere a una conferencia de Francisco Cambó del domingo anterior. Cambó, decepcionado por los resultados de la estrategia política reformista seguida en los años anteriores por la Lliga que él mismo lideraba, habría afirmado que "dentro del régimen actual no pueden ser satisfechas las nobles aspiraciones autonomistas del pueblo catalán". Según Rovira i Virgili, "diez años de mansedumbre y de dinastismo no han servido para nada a los políticos de la Lliga". Y añade: "El Madrid centralista y monárquico les ha sido siempre hostil, pese a sus esfuerzos perseverantes".
Rovira i Virgili aún añade: "¿Es debido este hecho a una antipatía pasajera, a simples incompatibilidades personales? No, no. Ante los políticos madrileños, los hombres de la Lliga eran catalanes y catalanistas. Todas sus actitudes de transacción y concordia no podían borrar el odio que por nuestra tierra y por sus ideales de autonomía sentían los oligarcas de Madrid. Intentaron los regionalistas una especie de desarme político. Ellos depusieron las armas pidiendo paz con Madrid, lo que otros catalanes solo creen posible con la guerra. Pero en Madrid no se han querido desarmar".
Para entender el contexto histórico recurro a la biografía que de Cambó escribió Heribert Barrera, Cambó (2011), y a la más reciente de Borja de Riquer, Francesc Cambó. L'últim retrat (2022). En otoño de 1914, los parlamentarios de la Lliga habían aprobado los presupuestos del gobierno Dato a cambio de la creación de "zonas neutrales", pensando principalmente en el puerto franco de Barcelona. Pero presionado por los sectores agraristas castellanos, Dato incumple su compromiso. Borja de Riquer cita unos artículos del verano de 1915 que muestran el clima al que se había ido a parar. El hijo mayor de Antonio Maura, Gabriel, en "El error del catalanismo" acusa a la Lliga de limitarse a "redimir la patria chica" y amenaza: "Si Cataluña no se aplica a salvar España, deseche toda esperanza porque perecerá con ella". Y Cambó, desengañado, le responde con el opúsculo A propòsit d’un article de don Gabriel Maura i Gamazo: "Catalunya tenía que preocuparse de fortalecer su personalidad y de orientarse hacia la reconstitución de sus libertades políticas en vez de ir a ayudar a los partidos de Gobierno de España" (Borja de Riquer, páginas 166-171).
Este era el marco de relaciones España-Catalunya de hace ciento diez años. Así se incumplían los pactos, y este era el clima de amenaza que se respiraba. Y hay documentación histórica suficiente para saber que las buenas palabras para Catalunya, a cambio de su rendición nacional, solo llegan esporádicamente –y luego son incumplidas– cuando España recurre a las falsas promesas para garantizar las mayorías parlamentarias que necesitan para salvar leyes y gobiernos. Entre muchas más, hace ciento diez años con Dato, hace cincuenta con la Constitución, hace treinta con el último González y el primer Aznar, o hace veinte con el apoyaré de Zapatero a la reforma del Estatut, después dejando a Pasqual Maragall en la estacada. Así pues, ¿por qué razón deberíamos creer que ahora será diferente en la relación del autonomista Salvador Illa con el gobierno del malabarista Pedro Sánchez?
En su artículo de 1915 Rovira i Virgili acababa con esta reflexión: "Por fin, los regionalistas se han cansado de doblar inútilmente la espalda. Los desprecios y los agravios de la gente de Madrid han acabado por hacerse intolerables. El sentimiento de dignidad catalana se ha impuesto en ellos, y enderezándose, han dicho por boca de Cambó: ¡Basta!". Pues bien, cuando las actuales grandes promesas se hayan incumplido, ¿alguien prevé que ERC, Junts o el propio PSC también se habrán cansado de doblar la espalda y se les habrán hecho intolerables los desprecios? ¿Alguien espera que, desengañado y por un sentimiento de dignidad catalana, al final el president Salvador Illa también dirá "¡Basta!"?