En Catalunya se roba

1. Carles Puigdemont, en su regreso y fuga exprés del mes de agosto, encontró un paisaje nuevo en Catalunya. En la autopista, se dio cuenta de que ya no había cabinas de peajes y que, de Figueres a Barcelona, habían florecido rótulos de autopistas que hace siete años no estaban. Son mensajes que avisan a los turistas de que tengan cuidado con los ladrones. “Highway robberies. A pocos kilómetros, otro panel luminoso.¿Flat tire? Don't trust strangers”. De vez en cuando, la advertencia es en francés: Mefiez-vous. Appelez le 112”. A veces, incluso, en castellano: “Robos en autopista. Vigila tus pertinencias”. La imagen de Catalunya, derrumbada. Todavía no has llegado a Barcelona en coche y ya tienes el miedo en el cuerpo, ya te han dicho que aquí somos unos chorizos y que, en este córner de Europa, tienes que ir con cuidado para que no te lo quiten todo.

2. Estas vacaciones, con la familia hemos ido en coche Península adentro y, ya sea hacia la Franja o dirección a Valencia, en todos los tramos de autopista están los mismos rótulos. Cada dos por tres te aparece un¿Flat tire? It may be a scam. Call 112. Primero decidimos retratarlos. Luego abrimos un debate dentro del coche. Éramos cuatro personas y no hubo dos posicionamientos iguales. Alguien lo veía como una información de servicio y celebraba que te avisen porque más vale prevenir que llorar, cuando ya te han quitado la maleta, el móvil y te han destrozado las vacaciones. Alguien creía que, si este problema es tan grave, lo que tienen que hacer los Mossos es patrullar, detectarlo y resolverlo. Alguien consideraba que si fuéramos a otro país y nos advirtieran de ese peligro, de ser engañados y robados en la autopista, estaríamos agradecidos y pensaríamos que estábamos en un país civilizado que vela por la gente. "Al contrario -dijo el cuarto en discordia-. Pensaríamos que dónde nos habíamos metido, y que teníamos que pasar de largo de este país donde no puedes vivir tranquilo”. Argumentos para todos los gustos. Cuando ya llegábamos a Navarra, aún no nos habíamos puesto de acuerdo.

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3. El miedo y la seguridad son vasos comunicantes. Vivir temiendo que te robarán genera angustia. Por otra parte, la inseguridad es un atizador de demagogias políticas igualmente peligrosas. Encontrar el término medio nunca es fácil. Los turistas que vuelven a su país y explican que les han robado -ya sea en la autopista, en la Barceloneta o en un parking con vigilancia privada- son los peores embajadores de Catalunya. Este boca a boca es, siempre, una negrísima nota a pie de página. Aquí tenemos playas magníficas, rincones de postal, paraísos de Instagram, Románico de montaña, Gótico de ciudad, Gaudí, Dalí, Delta, Empordanet, Montserrat y Lamine Yamal... Pero en Catalunya se roba. En el último año y medio, los Mossos han detenido a 221 multirreincidentes en las carreteras. Desde la liberación de los peajes, los robos en nuestras autopistas han crecido un 17%. ¿Solución? Más remedios, menos mensajes, más eficacia policial (eso también nos lo arreglará Trapero) y, sobre todo, leyes que penalicen la reincidencia. De lo contrario, siempre ganan los malos.