ANTES DE AHORA

El CIEMEN y las naciones oprimidas (1977)

Piezas históricas

Aureli Argemí
y Aureli Argemí

Del artículo de Aureli Argemí i Roca (Sabadell, 1936-2024) alHoy (13-I-1977). Hacía nueve meses que había nacido el primer diario editado en catalán después de la guerra y un año de la fundación del CIEMEN, entidad potenciadora de un catalanismo radical en el campo de la cultura y de los derechos, con un acento pacifista y universal. Su promotor, el teólogo y activista Aureli Argemí, secretario que había sido del abad Escarré, murió el pasado Lunes de Pascua.

[...] La máquina apisonadora que son la mayoría de Estados constituidos va pisando los brotes del resurgimiento nacional. Los Estados en crisis, con todo su peso de montajes caducos, tienen un sinfín de recursos de autodefensa. No podemos ser ingenuamente optimistas esperando la inminencia de la pulverización de unos aparatos que alimentan tantos intereses, que dan el pan y el privilegio a tanta gente. Los pueblos marginados, se les sigue borrando de los mapas oficiales o se dice que tienden a desaparecer como categoría histórica, según prevén eminentes teóricos, mientras van adelante ciertos internacionalismos. Sin embargo, los pueblos marginados, contrariamente a ideas empapadas todavía de mecanismos estatales, hoy se desvelan, se levantan, se organizan, gritan fuerte —¿cuántos los sienten?— que el respeto a sus derechos inalienables es una condición esencial para realizar cualquier proyecto de unión entre los hombres, arraigado en la justicia más elemental. Sin embargo, los manipuladores de los Estados detectan todo este meneo y lo consideran un grave peligro. De ahí los significativos silencios o socarrones complicidades entre los poderes estatales y tantos vendedores de noticias, cuando, por "objetividad democrática", hay que hablar de los movimientos de vitalidad, de las reivindicaciones manifiestas de los pueblos "inexistentes" o existentes en medias. De aquí también, cuando estos pueblos se mueven "demasiado", las "generosas" concesiones, las tolerancias, los cambios de las reglas del juego... todo para dar la sensación de que los poderes estatales han llegado a entender que pisaban tierra deslizamiento, todo para evitar que se quiera cambiar el propio juego. Es necesario que, por encima de cualquier otra consideración, no se rompa el orden "convenido" y que nadie se escape de los canales prefijados por las supremas leyes vigentes, las cuales podrán mudarse incluso con palabras similares, pero de significación diversa , a las que dicen los adversarios. Y quien paga el revuelo es la opinión pública, el pueblo, el cual, a menudo, en lugar de crecer hacia una madurez crítica, agudiza con más argumentos la propia ignorancia "cultural". En fin, una maraña que da suficiente trabajo a los políticos, sociólogos, economistas, etc. etc. dedicados a la dura tarea de averiguar, analizar, proponer, resolver los problemas de cada pueblo desterrado. Pero también una llamada a la responsabilidad de quienes, ante estos hechos de cada día, se imponen un más modesto servicio al propio pueblo, herido, manejado, engañado, un servicio cultural sin embargo necesario. Es en esta última perspectiva que, hace un año, se fundaba la asociación cultural Centro internacional Escarré sobre las minorías étnicas y nacionales (CIEMEN). Centro continuador, como dice el nombre de aquel que se ha querido homenajear, de las clarividencias del abad Escarré, del “abad de Catalunya”, según el título que le dio la sabiduría popular en tiempos de particular oscuridad ; centro nacido en Cuixà, en el ambiente donde el abad Oliba elaboró ​​la primera carta de los derechos humanos (la tregua de Dios). […]