El CIS me dice lo que me preocupa

Aunque parezca extraño, a mí la inmigración no me preocupa lo más mínimo. Solo pienso de forma insistente en el tema cuando los medios repiten una y otra vez las imágenes de los que llegan a las costas y son pintados como aludes invasores, sin contexto, sin un gran angular que explique el fenómeno en su totalidad. No se dice, por ejemplo, que el mayor grosor de personas sin permiso para quedarse en el país no llegan con cayucos sino con un visado temporal que dejan caducar. Nunca recuerdan que si la gente viene es porque hay puestos de trabajo y si el trabajo estuviera en otro sitio irían ahí. Pero la mirada eurocéntrica, tan narcisista siempre, insiste en el relato alarmista que dibuja a los recién llegados como personas que vienen a aprovecharse de la prosperidad del Viejo Continente, como si el Viejo Continente no hubiera crecido y prosperado en parte gracias a todos los que han venido a trabajar. A mí me preocupa la inmigración cuando observo que en la opinión pública va calando, gota a gota, esa deshumanización que convierte a niños, mujeres embarazadas y hombres jóvenes en sospechosos y delincuentes en potencia solo por su color de piel. Es un racismo primario y rancio que creíamos desterrado de las sociedades democráticas. No hay más que recordar que a los ucranianos no solo no se les cerró el paso cuando huían de la guerra sino que algunos se apresuraron a ir a buscarlos a la frontera. Sí, me duele y me preocupa mucho descubrir que los mismos discursos que legitimaron la esclavitud y la colonización siguen vivos en el trato que se dispensa a personas que no conocemos de nada. Y en mi encuesta particular del CIS entre los principales problemas estaría el hecho de que políticos con una enorme capacidad de impacto utilicen sus cargos para señalar directamente al "moro" (aunque no lo llamen así y les envidien el cuerpo de "gym") convirtiéndolo, de nuevo, en el culpable de todos los males. En la encuesta de este organismo oficial tan manoseado, ¿hay opción de marcar el racismo como principal preocupación de los españoles o se da por hecho que no hay ningún español que sufra las consecuencias ni ninguno que piense que atizar al odio contra los únicos habitantes que no pueden votar es un peligro para la democracia?

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La distinción que realiza la encuesta oficial entre problemas lejanos y problemas cercanos contribuye perversamente a fomentar la percepción de la inmigración precisamente como problema. Y que las preguntas sobre los políticos hayan sido segmentadas hasta caer en el ranking demuestra una manipulación chapucera para hacer decir a la población lo que más le conviene a quien pregunta. ¿No es de extrañar que, por ejemplo, el tema de la violencia contra las mujeres no aparezca por ninguna parte cuando, de hecho, es un fenómeno que provoca muertes casi diarias, deja huérfanos y un enorme dolor? Yo debo de vivir en una realidad muy diferente a la que refleja el CIS, pero en mi entorno los problemas reales son otros. Para los mayores son la soledad, la dependencia y la falta de atención. Para las familias con hijos pequeños, lo que ocupa y preocupa son las dificultades para hacer compatible la crianza con el trabajo y el deterioro del sistema educativo. Para la mayoría, la inflación supone tener que hacer lo imposible para estirar unos sueldos que no suben al mismo ritmo que suben los precios. Para los jóvenes en edad de emanciparse, la vivienda es la base de todo su malestar. Para los autónomos, la incertidumbre. Para los enfermos, las listas de espera. Todas estas cuestiones podrían provocar importantes movilizaciones sociales, manifestaciones, huelgas, etc. Pero el CIS ya se ocupa de decirnos lo importante. Es todo un detalle que nos ahorre tener que pensar por nosotros mismos.