El coste de criar
Ante la aventura de tener un hijo, son muchas las personas que en lo primero que piensan son los números. En un mundo en el que la vida es cada vez más cara, y la vivienda más inaccesible, asumir una crianza de –mínimo– 18 años puede ser una decisión de riesgo. Esto, sumado a las dificultades de conciliación, dentro de una sociedad donde los abuelos son cada vez mayores y las alternativas públicas son más bien escasas. De hecho, no debería extrañarnos que cada vez veamos a menos niños en los parques, en las escuelas o sentados en la mesa de Navidad, en comparación con los recuerdos que tenemos de nuestra infancia.
Hoy la natalidad en Catalunya es la más baja de las tres últimas décadas, situándonos en la cola de Europa, solo por detrás de Malta. Y no solo lideramos el ranking de menos hijos por mujer, sino también los de pobreza infantil. Solo nos supera Rumanía. Esto hace que en Catalunya más de 400.000 niños y niñas vivan en riesgo de pobreza o exclusión social, uno de cada tres. Criar es muy caro y se convierte en un factor de riesgo de pobreza para familias. De hecho, las tasas de pobreza de aquellos que tienen hijos a cargo son casi el doble de las que no las tienen, y mucho más a menudo presentan situaciones de carencia material, como el hecho de no poder llegar a fin de mes, mantener la casa caliente en invierno o garantizar un plato lo suficientemente proteico en la mesa.
Desde KSNET hemos ayudado a Save the Children a calcular cuánto vale criar a un niño o una niña en nuestro país. Casi 1.000 euros mensuales, el dato más elevado de las comunidades analizadas. Madrid, Euskadi y el País Valenciano se sitúan por encima de los 800 euros al mes y el menor valor, Andalucía, es de 722 euros. Son cantidades en las que se incluye la alimentación, la ropa, el ocio y los juguetes, los gastos educativos no gratuitos, como las escuelas infantiles, el comedor o el material escolar, el transporte público y los gastos de la vivienda asociados a tener una criatura. Sin duda, un coste considerable que muchos no pueden asumir y que lleva a no pocas familias a una situación de riesgo de pobreza.
El precio de la energía, la inflación sobre los alimentos y, sobre todo, el alto coste de la vivienda hacen que la vida sea hoy mucho más cara para todos. Pero aquellas personas que tienen que sacar adelante a un niño se enfrentan a gastos mucho más elevados. Y con menos ayudas públicas. Volviendo a la comparación con Europa, el estado de bienestar español es el que menos reduce la pobreza infantil con las transferencias sociales.
Los niños y niñas que nacen en familias con carencias materiales y económicas tienen una gran probabilidad de seguir siendo pobres de adultos. La pobreza se hereda y, en una sociedad que se considere democrática, las políticas públicas tienen el deber de garantizar la igualdad de oportunidades. Criar a cada niño y cada niña de Catalunya supone casi 1.000 euros mensuales, pero el coste invisible de los que no nacen en nuestro país porque los padres no pueden permitírselo es mucho más elevado. Los parques vacíos de hoy se convertirán en las fábricas y tiendas vacías de mañana.