Debates sin tabús en el Cercle d'Economia

El encuentro anual del Cercle d'Economia ha concitado este miércoles, y lo hará hasta viernes, voces diversas y plurales para afrontar retos inaplazables para la sociedad catalana y el conjunto del Estado. Si el año pasado fue el foro donde el presidente español, Pedro Sánchez, recibió el aval del empresariado catalán a los indultos a los presos políticos independentistas, este año el presidente catalán, Pere Aragonès, lo ha inaugurado instando al auditorio a defender la mesa de diálogo Catalunya-España, ahora mismo noqueada por el escándalo del espionaje masivo al independentismo y la gestión errática que está haciendo la Moncloa. En doce meses se han vuelto las tornas: de un posible inicio de diálogo Generalitat-Estado a una crisis que amenaza con truncar la legislatura española y con derrochar el intento, ya de por sí suficiente complicado, de encarrilar el reto soberanista catalán por la vía de la negociación. Después de la crisis pandémica y con la trágica guerra de Ucrania frenando la incipiente recuperación económica, la estabilidad política es lo que lógicamente más preocupa al empresariado catalán. Una estabilidad gubernamental que difícilmente llegará si se continúa evitando afrontar políticamente la cuestión catalana. Este viernes, los empresarios catalanes sabrán de primera mano hasta dónde está dispuesto a llegar el presidente Sánchez.

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Las jornadas también han constatado que, a pesar del momento políticamente delicado y las incertidumbres energéticas debido a la guerra, la recuperación se está produciendo. Los datos del paro de abril así lo corroboran. A la vez, la política concertada europea para cambiar la dependencia de los hidrocarburos rusos es un camino complicado, pero de futuro, igual como lo es la política de ayudas comunitarias surgidas de la pandemia, decisivos para recuperar el pulso productivo y para encarrilar un cambio de paradigma económico ante la lucha contra el cambio climático. Todo esto –en especial el reparto de estos fondos con proyectos estratégicos– también está sobre la mesa en las jornadas del Cercle. De hecho, este mismo martes la vicepresidenta tercera del gobierno español y ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, ha remarcado el retraso de Catalunya en energías renovables, instando a todos los actores implicados a empujar el cambio –Aragonès mismo ha reconocido que es prioritario–, a la vez que ha hecho constar el gasoducto MidCat como una infraestructura clave que tarde o temprano se tendrá que hacer.

Y junto al pleito político catalán y de la transición energética, la tercera cuestión clave que ha tenido protagonismo en esta primera jornada del Cercle ha sido el modelo Barcelona, con la alcaldesa Ada Colau saliendo al paso de las visiones derrotistas y de las críticas empresariales. Colau ha defendido el éxito de una Barcelona que está dejando atrás las crisis encadenadas con más impulso económico (y más seguridad sanitaria) que Madrid. En paralelo, sin embargo, Colau ha advertido, contra la opinión del Cercle y de la mayoría de agentes económicos, que a su parecer a la capital catalana no le hace falta la ampliación del puerto ni del aeropuerto, un tema que ciertamente vuelve a estar sobre la mesa.