¿Deben los CAP dar visita en 48 horas?

La accesibilidad al sistema de salud, sobre todo en la atención primaria, ha sido y es uno de los grandes campos de batalla y, al mismo tiempo, una oportunidad de mejora con gran repercusión en el conjunto de la ciudadanía. Pero para afrontar este reto primero hay que hacer algunas consideraciones importantes desde mi punto de vista. Por ejemplo: la propuesta de los actuales responsables de Salut de reducir la accesibilidad de la atención primaria a que el médico de familia atienda a los ciudadanos que lo soliciten en un máximo de 48 horas, es, como mínimo, simplista. ¿Por qué?

En primer lugar, es esencial diferenciar la accesibilidad y la inmediatez. Es decir, la ciudadanía debe ser atendida en un tiempo adecuado según el problema de salud que presenta. No todas las situaciones requieren la misma rapidez a ser tratadas. importantísimo diferenciar la patología aguda de la no urgente, y de las visitas programadas Y sobre todo, hay que entender bien dónde se encuentra el verdadero cuello de botella de nuestro sistema en lo que se refiere al diagnóstico y la resolución de las patologías.

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Debemos diferenciar claramente la atención urgente –que debe ser atendida en los servicios de urgencias de primaria, CUAP u hospitales– de la atención inmediata que ya se hace en los CAP y de las visitas programadas que en función de los criterios son atendidas por el perfil profesional más adecuado.

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La situación es enormemente compleja y debe analizarse correctamente. Si no abordamos las derivaciones a otras especialidades –que dependen de los hospitales, mayoritariamente–; si no abordamos la resolución de las pruebas complementarias –diagnóstico por la imagen, laboratorio, etc.–, y si no abordamos con decisión la relación entre la atención primaria y el hospital de referencia, corremos el riesgo de sobrecargar la primaria con visitas repetidas, sin que ello provoque beneficio alguno para el ciudadano.

El mundo ha cambiado. La demografía también y las necesidades de la ciudadanía, aún más. Es necesario un cambio del modelo asistencial, como el que hemos iniciado en la anterior legislatura, para poder hablar de accesibilidad de una forma completa, a todos los niveles y para el país entero.

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Y para ello, los distintos niveles asistenciales deben estar muy coordinados. Y debemos poner el foco en la atención intermedia –a caballo de la primaria y el hospital–, que debe ser quien atienda y resuelva la mayoría de las patologías crónicas descompensadas.

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Todo esto se resume con una sola palabra: planificación. Una planificación y ordenación del sistema sanitario que debe liderar, tutelar, coordinar y financiar el Departamento de Salud, a través del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut). Es imprescindible que esto sea así en un sistema público de salud. No se puede renunciar a la planificación y ordenación, dejando que los proveedores tengan sólo una relación mercantilista.

La propuesta de coordinar el conjunto de agentes del sistema a través de ejes va precisamente en esa dirección: evitar por ejemplo que un hospital comarcal defina sus alianzas –más de ochenta, por poner una cifra real– en función de las amistades históricas que sus dirigentes han tenido con varios hospitales de referencia, o de un mercado de Calaf a destajo, en lugar de permitir que un territorio desarrolle un crecimiento coherente con su entorno.

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Y sí, ¡esto es política! Política sanitaria en un sistema público, de calidad, universal y financiado a través de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos. Un sistema que debe velar por la equidad de acceso de todos, sea cual sea el punto de Cataluña donde viva. Y esto es sobre todo velar por la accesibilidad. Hacer brindis al sol sin planificación, sin tener en cuenta toda la complejidad explicada y sin transformaciones de fondo tiene toques populistas que deberíamos rehuir.