Desconfiguración

Ocurre a veces que nos desconfiguramos, nos desfiguramos y nos volvemos a configurar. Pasa que en algunos momentos perdemos los anclajes, las referencias. desconfiguración de los códigos admitidos, y nos obligan a dejarnos atravesar, soltar certezas ya reanudar el hacer, inevitablemente, desde otro lugar. como válidas, desterran entre extremos que parecen cada vez más polarizados, más irreconciliables. Y ahora ser un radical antisistema es ser radicalmente liberal, fascista, racista, machista, homófobo y ecocida.

Los posicionamientos que las organizaciones de base podían hasta ahora plantear alguna posibilidad de freno, reconsideración, denuncia, alerta, o incidencia, ahora se ven desbordados, tanto por la cantidad, como por la intensidad de los frentes abiertos Los posicionamientos reformistas pierden credibilidad ante el avance demoledor de la geopolítica, riqueza devastando el mundo, por todas partes. Y en nuestro pequeño mundo, todas estas violencias se reproducen a una escala menor, de baja intensidad, pero respondiendo a las mismas dinámicas y lógicas globales y crecientes. mundo, con otros códigos, recogiéndonos y amparándonos de este otro mundo mayúsculo e indeseable que se cuela y nos atraviesa por los intersticios de la cotidianidad. se reconoce, se recoge y empieza el camino de la libertad de ser. Fuera de los binarismos, fuera de las definiciones que organizan el mundo y excluyen a quien no encaja, fuera de las inercias a las que nos aboca la imposición de los ritmos acelerados en pequeños espacios en el mundo, ~BK_sLT_NA recogidas, y nos abrazamos y reconocemos para construir otras posibilidades. así, mientras el mundo se hace cada vez más indigerible, más gente piensa, se organiza, cuestiona, se cuestiona, reflexiona, crea, construye, se repiensa, se reubica, se desconfigura los códigos, de los del amparo, el acompañamiento y el apoyo mutuo. Es una reconfiguración lenta, a menudo poco visible pero profunda. querer continuar preguntando. Es aferrarse a una manera de ser y escuchar, que atiende, que reconoce la interdependencia como punto de partida y no como debilidad. movimiento. Y en este movimiento está la potencia de otro mundo posible, de otro mundo que ya se está gestando en las periferias, en los gestos pequeños y cotidianos de los que no se resigna.