La desvergüenza

Las comisiones parlamentarias sobre la dana quizá no sirvan para concretar responsabilidades, pero sí para exponer la calidad humana del ejecutivo que presidía Mazón. El conseller de Educación valenciano, José Antonio Rovira, ariete contra la escuela pública en valenciano, se sorprendió sinceramente cuando la diputada y exconsejera Teresa Jordà, de ERC, le reprochó que no estuviera en su lugar cuando corresponda, en contraste con el director de un centro educativo que murió arrastrado por la riada cuando intenta. "¿Tengo que velar por los 500.000 alumnos y los 80.000 docentes?", preguntó asombrado, como si le pareciera una idea absurda. Por su parte, quien fue el jefe de gabinete de Mazón, tal José Manuel Cuenca, compareció ante la comisión hecho un Ferrabràs, con aires de milhombres. Le bajó los humos el diputado Mikel Otero, de Bildu, que no en vano es bombero de profesión y que explicó con todo detalle qué es y cómo actúa un centro de coordinación operativa y la responsabilidad que tenían Mazón y su equipo: fue una explicación tan clarificadora que a Cuenca no le quedó otro remedio que admitir su completo. Lo hizo, eso sí, con jactancia, presuponiendo que aquél no era su trabajo. Pero sí lo era. (Un inciso para aplaudir la labor parlamentaria de los diputados de Bildu: intervienen con un tono sereno y firme, sin gesticulaciones ni sobreactuaciones, y por eso mismo resultan contundentes y convincentes. También contestan los insultos de la derecha nacionalista, que cada día les tilda de asesinos y terroristas, de la mejor manera: hebra de victimismo.)

Rovira y Cuenca, en resumen, remacharon lo que Mazón ha repetido hasta el aburrimiento, es decir, que los gobernantes no están a sus cargos por hacerse responsables de nada: la gestión de los acontecimientos, en particular de las crisis y las catástrofes, son cosa de los técnicos. Los gobernantes están ahí para hacer relaciones sociales, inaugurar cosas, apretar manos y, en su caso, repartirse equitativamente (entre el partido y los empresarios afines) emolumentos tan merecidos como los 29.000 millones del Plan Adelante de reconstrucción del País Valenciano. Juanfran Pérez Llorca, secretario general de PP valenciano y sucesor de Mazón en la presidencia, ha tomado posesión del cargo con auténtico fuego dentro de los zapatos (léase urgencia) para "ponerse a hacer el trabajo" (léase a repartir contratos).

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El rey emérito también ha dado una exhibición de descaro con un vídeo promocional de su libro que no hace falta ni comentar pero que –teniendo en cuenta su condición de exjefe de estado– ilustra bien la consistencia de la plena democracia en España. Sin embargo, en algo tiene parte de razón: Felipe VI, actual rey y jefe de estado, no es ninguna víctima de las actividades delictivas de su padre, sino –a lo largo de muchos años– un posible encubridor y beneficiario de estas actividades, como muchos de los cabecillas de la cúpula institucional. Con razón se queja Juan Carlos de que ahora le den la espalda.