Los dictadores disparan contra su pueblo

No ha sido ninguna sorpresa que un presidente que fue capaz de enviar a la gente a asaltar el Capitolio para que el colegio electoral no le proclamara perdedor de las elecciones ahora sea capaz de enviar a los marinas contra manifestantes y militarice el orden público contra la voluntad del gobernador de California. Y si algún día les ordenase disparar tampoco sería extraño, porque eso es lo que hacen los dictadores: disparar contra su pueblo. Donald Trump encuentra su hábitat natural en el caos político y en el conflicto civil, y no desperdiciará ninguna oportunidad para abusar de su poder, porque eso le permite actuar de presidente duro y, sobre todo, de líder necesario para frenar los alborotos que se irán extendiendo por todo el país y que él mismo ha provocado con sus persecuciones contra los inmigrantes. Recuerde que el referente español de Trump es Vox.

Mientras, la presidenta de Madrid, que también se refleja en Vox, copia la represión de Trump contra las protestas en las universidades a base de multas. Hoy se va de una reunión cuando oye hablar en euskera o en catalán y mañana ataca el derecho a la manifestación. Claro que Ayuso tiene las manos libres para retratarse con Milei y hacer lo que quiera en general, desde el momento en que Feijóo se hace la foto de la vergüenza, abrazado públicamente con Mazón, responsable político de la muerte de 224 personas.

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En esto iba pensando este miércoles por la mañana cuando he visto entrar una ambulancia de la Cruz Roja en el campus del Raval de la Universidad de Barcelona. Sabía que la selectividad era estresante, pero no tanto. Luego he oído en la tele que, como hacía mucho calor, habían desplegado asistencias de urgencia, y que los examinandos podrían entrar en el aula con una botella de agua. Ve que algún día no necesite para quitarse los gases lacrimógenos de los ojos.