Muy difícil o muy sencillo
Hay días en que todo parece muy difícil. Hay días en que todo parece muy sencillo. Así vamos pasando los días. Y un día llega Navidad, un día desconcertante, un día difícil.
Es difícil porque para los laicos consiste sencillamente en una comida familiar y para los creyentes en detenerse para dar las gracias durante una comida familiar al Dios que representa los valores que, en teoría, mueven sus acciones todo el año . Pero Navidad también es difícil porque todo el mundo tiene memoria, ilusiones, heridas más o menos profundas y un aprendizaje de la decepción y un asilvestramiento en distintos grados.
Las personas que nos salvan
Navidad lo salvan las madres y, cuando no están, las personas palo de pajar. Aquellas que tienen el suficiente respeto de quienes las rodean para hacerles cuadrar y comportarse, aunque sólo sea un día, como si todo fuera fácil. Es decir, ser capaces de compartir con sencillez y alegría la suerte de sentarse en torno a una mesa y partir el pan, el vino y la sal.
La familia es quizás la más sencilla y la más compleja de las estructuras sobre las que nos construimos. Las familias reales no siguen un solo patrón y son tan complicadas y tan diversas como la propia vida.
Hay padres que asfixian a los hijos y padres que los despegan, madres que asfixian y madres que tejen sólidas alas para sus hijas. Hermanos bien avenidos y hermanos que compiten, primos que hacen morir de risa y otros que no hacen ni frío ni calor, cuñados que nunca merecen los hermanos que admiramos y cuñadas listas que les han salvado la vida, hijos desagradecidos e hijos vitamina, sobrinos que son un hijo más o perfectos extraños, suegros rancias o mujeres sabias de mirada profunda, tías valientes y ejemplares y tíos cascarrabias que cultivan una sordera selectiva, suegros que son un pilar y suegros gorros que caminan ligeramente encorvados detrás de ellas. Padres seniles, madres dementes, memorias extraviadas que reaccionan al tacto y la música milagrosamente, niñas y niños que contienen toda nuestra esperanza en la humanidad, amigos con los que hemos compartido lo más escondido y lo más profundo, amigos que nos inspiran para conseguir nuestra mejor versión, amigas que son una parte de nosotros mismas. Parejas que entienden con una mirada o extraños que no entienden nada, exparejas amorosas o abusivas. Personas que nos acogen y otras que nos llevan a la más helada de las intemperies.
Todos quizás lo hemos sido todo en algún momento. Tenemos actitudes mezquinas y generosas, constructivas o drenantes, humanas. Todos lo podemos ser todo y también olvidar lo afortunados que somos cuando respiramos sobre una cima o frente al mar en una sociedad imperfecta pero en paz. Cuando leemos ese libro sorprendente o escuchamos al Mesías y nos dejamos llevar a algún sitio celestial.
El día de Navidad hay quien le pasará en el metro de Kiiv, entre los escombros en Gaza o con la espada de Damocles de un resultado oncológico que le puede cambiar la vida a él ya los que le aman. Hay quien hará guardia en un hospital poniendo buen humor y con unas orejitas de reno irá cambiando sueros y poniendo analgésicos. Algunos harán una guardia más en la policía, en un peaje o en una ambulancia. Saben que Navidad puede ser cada día y que no se acaba el mundo cuando hay que trabajar los festivos, quizás alguien se lo haya pedido y todo por no tener que hacer comedia, pero en el fondo sabe que sería mejor si fuera diferente.
'In memoriam'
Para muchos el gran enemigo será la memoria, el recuerdo de quienes no están. A pesar de que no fueran perfectas, nuestra mente habrá seleccionado dolorosamente lo mejor que compartimos con ellos. Padres y madres que han desaparecido, hermanas, hermanos, amigos, hijos. Presencias que siempre están ahí y generan un doloroso agujero negro dentro de nosotros. Presencias que nos enseñaron a andar, a crecer ya pensar. Personas que sabían quiénes éramos o quiénes somos. Algunos pasará su primera Navidad con el vacío en el estómago y costará mucho refrenar esa tristeza que lo invade todo y no deja ni respirar, que quita las ganas de participar del juego, que no entiende cómo el mundo sigue girando. Esa memoria selectiva y el tiempo ayudarán a hacer el agujero quizás algo más pequeño y quizás algo menos doloroso. También esta memoria ayudará a entender que todo puede ser muy difícil o muy sencillo y que es una cuestión de estilo intentar hacer las cosas sencillas y alegres. Gracias por leernos y apoyarnos un año más. Muy sinceramente, con un abrazo, os deseo una feliz Navidad (sencillo y alegre).