Pete Hegseth en una imagen reciente en la Casa Blanca.
01/10/2025
Escriptor
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Pete Hegseth es el secretario de Defensa de EEUU (ahora rebautizado como Departamento de Guerra), y uno de los personajes más impactantes entre la fauna MAGA que ocupa los cargos de responsabilidad de la administración Trump. Hegseth tiene cuarenta y cinco años, que al parecer es la media de edad de una nueva generación de fantasmas globales, fue presentador de televisión y es autor de dos libros titulados Cruzada americana y La guerra de los guerreros, donde se explaya en su ideario ultranacionalista, ultracatólico, antifeminista, antiecologista y fuertemente belicista y militarista: él es el brazo ejecutor de la militarización de ciudades americanas gobernadas por demócratas, una nada sutil amenaza guerracivilista. Según Hegseth, EEUU es la mayor y más gloriosa nación que ha existido nunca en el mundo (eso lo dice porque no conoce a España) y está llamada a dominarlo. Para que esto sea así, EEUU debe estar dispuesto siempre a hacer la guerra, y debe tener siempre a punto a los mejores soldados, dispuestos a matar y morir por la patria.

Este mensaje es el que transmitió el martes Hegseth en una reunión en la base militar de Quantico, en el estado de Virginia, con los generales estadounidenses desplegados en todo el planeta, que habían sido convocados allí con un secretismo que había levantado toda casta de rumores (de guerra, naturalmente). Al final, resultó que Hegseth había hecho desplazarse todo el alto mando sólo para endosarles una exaltada arenga (se puede leer la crónica deAntonia Crespi Ferrer en este diario), en el que Hegseth insistió a los generales en la necesidad de estar preparados para una guerra, o para muchas guerras, que a juzgar por su tono parecían inminentes. También embistió sin contemplaciones contra el pacifismo y la ideología woke y, sobre todo, contra la incorporación de las mujeres en la vida militar. Nada de mujeres. Nada de hombres débiles, tampoco. El ejército de EE.UU. debe estar formado tan sólo por hombres muy hombres, rudos, fuertes, sin pelo y sin grasa. Esto último lo especificó Hegseth con énfasis: le repugna ver "barbudos" entre las tropas, y también le escandaliza ver a soldados que estén gordos. Fuera barrigas y fuera barbas: Hegseth quiere ver formaciones de machos alfa musculosos, fibrados, bien afeitados y depilados. Qué pillastro. "Recuperamos los más altos estándares masculinos", gritó a Quantico.

Tan exaltado fue el discurso del alto secretario, que terminó teniendo un punto de autocaricatura involuntaria. Esto le ocurre a menudo a Hegseth, que, a pesar de haber estudiado en Princeton, no destaca precisamente por sus luces. Hace unos días quiso jugar frente a las cámaras con un skate (un monopatín), que le rebotó y le golpeó la entrepierna. Vamos, se golpeó a la collonera con un monopatín e hizo un ridículo viral que ha sido el hazmerreír del mundo entero. Este personaje es el que alecciona generales sobre conseguir la paz mediante la guerra (peace through strength), como un Sun Tzu de feria. Cuando el poder está en manos de los necios y de los fanáticos, el peligro es grande en serio.

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