La Fórmula 1, en el circuito
Si existe una catalana universal es la ciudad de Barcelona. Dices "Barcelona" en cualquier lugar del mundo y todo el mundo sabe de dónde le hablas. A estas alturas no hace falta que le hagamos la lista de méritos, al Cabo y Casal.
Por eso no sé a qué saca ninguna hacer una exhibición de coches de Fórmula 1 en el paseo de Gràcia. Que tengan que hacerlo ciudades que necesitan desesperadamente la solera que no tienen, como Madrid, donde deben hacer pasar los coches por delante de la Cibeles, se entiende. Pero Barcelona no necesita la foto de un bólido por delante de la Casa Batlló. Lo encuentro provinciano. La Fórmula 1 no viene ahora a Barcelona, como dice la publicidad. Ya lleva décadas. Y los ciudadanos pagamos vía impuestos mucho dinero para que así sea, y no me parece mal, porque tenemos una industria del motor y una tradición deportiva de velocidad más que centenarias. Pero la Fórmula 1 debe ir al Circuito de Montmeló, y el paseo de Gràcia debe ser para la gente.
Y si el problema es que hay tanta competencia mundial por tener un Gran Premio que hay que agradar a los organizadores poniendo el eje central y más elegante de la ciudad a su disposición, pensémonoslo dos veces. Justamente en el momento en que el propio alcalde advierte contra la masificación turística, y los hoteleros admiten que el turismo ha tocado techo, no podemos volver a vendernos Barcelona tan barata. Y menos cuando reducir el ruido y la contaminación son imperativos legales y de salud.
Soy de la generación de los Juegos Olímpicos de Barcelona, trabajé allí durante dos meses, en la piscina de Montjuïc y en la Picornell, y es uno de los mejores recuerdos de mi vida profesional y ciudadana. Me gusta ver Barcelona en el mapa del mundo y no soy antieventos, pero cada cosa en su sitio, porque la ciudad y el paseo de Gràcia ya están suficientemente promocionados.