1. El Barça de Hansi Flick ganará su primera Liga. Y lo hará con mucho merecimiento y en circunstancias muy difíciles, debiendo jugar los partidos de casa en Montjuïc, que no es un hándicap nada menor. Pero el domingo, con mayor ambiente que nunca, el Barça sentenció el campeonato con otra gran victoria ante el Real Madrid. Y eso que el equipo lo tenía todo en contra: un Mbappé inspiradísimo, la mafia arbitral que sabía el pan que se daba, un 0-2 en contra en el cuarto de hora de partido y la estadística. Nunca en la historia del fútbol, ni Barça ni Madrid se habían logrado ganar cuatro partidos consecutivos en una misma temporada. Este récord cayó también gracias a otra remontada histórica. El de este domingo es, sin duda, el partido que quedará de los dos años de exilio en el Estadi Lluís Companys. Fue otro monumento al fútbol. Y, de los últimos partidos, el Barça lleva ya varios en los que enamora al mundo entero, no solo a la parroquia culé, que vuelve a estar muy animada. La final de Copa –también con remontada incluida–, ambos partidos ante el Inter y los 90 minutos del domingo, que acabaron 4-3 pero podrían haber terminado 8-7 y no habría sido raro.
2. Tras un partidazo apoteósico, con una treintena de jugadas magníficas que son una oda al fútbol, es absurdo poner de nuevo la lupa en los errores. Ya basta de señalar a Araujo por dos jugadas en campo del Inter, de criticar a Cubarsí por el primer gol del Madrid o Iñigo por el último de Mbappé. En un juego tan competido, con tanta velocidad, es lógico que los detalles determinen a los partidos. También el Barça marcó el segundo gol porque chocaron Ceballos y Mbappé y se aprovechó Pedri y, pocos minutos después, Raphinha completó la remontada porque le robó un balón que era, de toda la vida, para Lucas Vázquez. También Raphinha, aparte de dos goles, tuvo otros dos que parecían más fáciles. Y, en tiempos de descuento, cuando empezaban a mirar el teléfono del cardiólogo para pedir hora, Víctor Múñoz chutó fuera el tanto más fácil que tendrá en toda la carrera y que todavía daba opciones de Liga al Madrid.
3. Los árbitros también se equivocan. Sobre todo en favor del Madrid. Y el domingo, entre Hernández Hernández en el césped y, sobre todo, Martínez Munuera en el VAR, consiguieron poner emoción al partido y demostraron que España no tiene un arbitraje al nivel de la calidad del espectáculo. La influencia de Real Madrid Televisión, con sus amenazas preventivas, termina condicionando su arbitraje. Lo notamos en la final de Copa y el domingo, con otro tándem ejecutor, lo sufrimos en la Liga. No vieron orsai previo al 0-1, ni la expulsión de Tchouaméni cuando era el último, ni quisieron pitar penalti por manos del propio francés, que impidieron que Ferran Torres marcara el gol de la tranquilidad después de haber dado el pase de tres goles. Y no hace falta decir que sí vieron las manos de rebote a Fermín en la jugada previa al éxtasis final. ¿Y Florentino Pérez? No vino a Barcelona porque se lo veía a venir. Junto a Laporta se sentaba Pirri, una vieja gloria que se iba desmoronando en la silla a cada gol del Barça. Haber fichado a Mbappé, el jugador más diferencial del mundo, tampoco les permitirá ganar la segunda Liga consecutiva, la asignatura pendiente del Madrid en este siglo.
4. En este domingo que pasará a la historia del club, el Barça de Pere Romeu ganó matemáticamente la Liga, por la mañana, en el campo del Betis. La máquina perfecta del Barça femenino le bastaba con vencer el penúltimo partido y humo un 0-9 para que no hubiera ninguna duda. Es la sexta Liga seguida de un equipo que se ha instalado en la excelencia futbolística y al que no se le acaba el apetito. Ahora quiere repetir los logros de la pasada temporada y ganar también la final de Champions y la final de Copa. Las alegrías culés de este año todavía no han terminado.