¿Gaza en las escuelas?
Si en algún sitio la educación para la paz tiene raíces y trayectoria está en Cataluña. Históricamente, los y las profesionales de la educación han sido uno de los gremios más comprometidos con la cooperación internacional, tanto como cooperantes en el terreno como en nuestro país. Muestra de ello es el trabajo realizado en las escuelas con los conflictos de Bosnia e Irak, que conecta con el que se está haciendo actualmente con Palestina.
Durante décadas, las entidades de educación para la justicia global hemos apoyado a los centros educativos en el abordaje de los conflictos internacionales o de las desigualdades globales, y el resultado de tantos esfuerzos es que hoy esta tarea, que nosotros llamamos educación global, está perfectamente recogida en el vector 6 del currículum oficial: con situaciones de aprendizaje para fomentar la ciudadanía democrática y la conciencia crítica. ¿De dónde viene el cuestionamiento de este trabajo, justamente en este momento, ya qué oa quién responde?
Sabemos que el sistema educativo catalán se encuentra en un momento complicado, después de una década de caída sostenida de los resultados académicos, con un 35% de los niños en riesgo de pobreza o exclusión social y uno de cada tres niños con necesidades educativas especiales. A esta realidad hay que añadirle la DANA, los incendios, los ataques terroristas, los refugiados de Ucrania y el genocidio en Palestina. Cada vez es más recurrente la demanda de materiales pedagógicos para abordar las múltiples crisis a las que nos enfrentamos.
El mundo entra en el aula de mil maneras diferentes y no tenerlo en cuenta es precisamente lo que genera tensiones, porque la crisis de los sistemas educativos es también global. La pregunta no es pues si es necesario hablar de Palestina, sino cómo el sistema educativo y la comunidad educativa asumen e incorporan el propósito de acoger tanta realidad y ayudar a comprenderla, a ser posible guiados por el sentido de la justicia y la defensa de los derechos humanos en todas partes.
Hablar de Palestina en las escuelas es obligado y tan político como no hacerlo. En junio en Berlín, en la conferencia internacional delAcademic Network on Global Education and Learning compartíamos esta necesidad de ir más allá de la transmisión de conocimientos, y de ayudar a las nuevas generaciones a desarrollar capacidades para comprender, actuar y transformar un mundo complejo. Sin detrimento de un buen aprendizaje de las matemáticas y la lectoescritura, Veronica Boix-Mansilla hablaba de fomentar el pensamiento perspectiva: la capacidad de entender visiones diversas del mundo, trabajar la empatía y la educación emocional, y generar contextos en los que sea posible imaginar futuros distintos. En este momento histórico, con un genocidio retransmitido en directo, todo parece indicar que la ola reaccionaria se cuela en la comunidad educativa. Es necesario que el sistema educativo recupere y potencie su dimensión ética y política, y no sólo porque sea necesario, sino porque es urgente reorientar el rumbo de este mundo que dejaremos a las futuras generaciones.