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Una mujer manifestándose en Bruselas contra la violencia machista.

Es muy triste que el cambio más destacable de lo que llevamos de siglo sea el cambio climático. La especie humana, en su versión más devastadora, se pone medallas en una lucha contra la naturaleza como si no formara parte de ella. Cuando hace días que la sequía no se esconde, llegan las restricciones de agua con las piscinas bien llenas y el césped bien humedecido. El hielo artificial escasea y sube de precio por culpa del enriquecimiento de las eléctricas y el hielo natural se deshace porque no le hemos conservado el congelador. Afortunadamente, existen mesas de diálogo que lo pueden solucionar todo. Yo confío en ellas tanto para conseguir la independencia como para enfriar el agua del mar del Norte, que a estas alturas ya está caliente. También para que se hable de medusas, que este año han visto cómo pasaban por encima de los jabalíes y las tintoreras. Los relatos de la costa ya no son lo que eran. Y encima tenemos que recordar los Juegos de Barcelona como si no tuviéramos suficiente trabajo tratando de que el gobierno se olvide de la obsesión que le ha cogido con los Juegos de Invierno, también de Barcelona, que como sabéis es capital del Pirineo. 

Pero diálogo. Sí. Y no es broma. Hablemos de por qué se considera que el acosador de la artista Paula Bonet tiene un trastorno mental cuando este trastorno es social, se llama machismo estructural y nos acosa a todas las mujeres. El trastorno es el nuestro, el que sufrimos para tener que vivir con esta mierda de situaciones cotidianamente. La rabia y la impotencia que nos tragamos y que ya no queremos digerir más. El nudo que se nos genera viendo como el hormiguero de acosadores no se detiene y nos los encontramos en todas partes. Los queremos fuera de la vida de nuestras amigas, de nuestras vidas. Queremos exterminar este suplicio de todas las generaciones. Hablemos de los policías de Estepona que tendrán que hacer un curso de reeducación sexual después de haber violado a una joven de 18 años. “¿Cuántas chicas querrían estar en tu lugar y liarse con dos policías a la vez?” Hay hombres que solo sirven para estar encerrados. Y aun así, no los encierran. ¿Reeducación? Ni serán educados ni reeducados. No nos engañemos. Ellos no se engañan. Hablemos de los políticos que consideran que una mujer asesinada es culpable de su propio asesinato porque ya se sabe que “ella algo debe de haber hecho” y dejemos que ellos y su partido crezcan porque la política ha abierto la puerta a todo el mundo, solo faltaría. Hablemos de los políticos que forman gobierno con mujeres porque consideran que “ahora sí que hay mujeres capacitadas, a diferencia de años anteriores”, como si ellos fueran capaces de algo más que de hacer el ridículo, de hacer proselitismo de su ignorancia y de demostrar como el machismo arraigado no hace que te cuestiones a ti mismo porque la inteligencia emocional se ha marchado permanentemente de vacaciones. Como la otra. De esto no podemos dejar de hablar nunca, pero aunque hablemos cada día de ello, no hay manera de que haya un cambio sustancial, como el climático. Quizás tengo que aclarar que este cambio sería positivo, no como el del aumento de la temperatura. Pero para no quedarnos sin culpa ya se debe de haber dicho que el cambio climático lo hemos provocado las mujeres, incluso antes de estar capacitadas para hacer cualquier cosa. Somos la pera. 

Ayer vi como todo de adolescentes se lanzaban al mar desde una roca alta con la tramuntana soplando fuerte y pensaba que es normal que a su edad tengan ganas de jugarse la vida. A su edad la vida es infinita. No se la juegan. La viven. Pero también se puede vivir a cualquier edad entrando tranquilamente en el agua sin tener que demostrar nada a nadie. Buen verano a todo el mundo. 

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