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Luis Rubiales junto a su abogada Olga Tubau llegan a la sexta jornada del juicio este martes en la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares en Madrid
21/02/2025
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Tengo un sueño y es éste: estamos en el juicio por el caso Rubiales. El juez dicta sentencia y resulta que sí, que lo ocurrido (según el Código Penal) es agresión sexual, pero solo le impone una multa de diez mil euros, porque coacciones (según el Código Penal) no hay. Él sonríe, aligerado, se ha hecho justicia, no tendrá que ir a la cárcel, se acabó la pesadilla. Enseguida pone en marcha el móvil, que echa humo. Hay mensajes de la familia, de los amigos, de los del trabajo (donde no volverá) que celebran que no haya sido condenado en prisión por esa locura. Su cuñado también le felicita, pero lamenta la multa, que considera exagerada. Él sonríe y, furtivamente, que todavía están en la sala, le escribe: "Me hubiera salido más barato irme de putas, jeje!"Y enseguida el cuñado le contesta:"Pues sí, con diez mil euros, no un piquito, sino cien, macho, y con champán".

Todo el mundo se levanta. Los periodistas le hacen fotos. Pero él quiere ir, corriendo, hacia la abogada, para darle las gracias. Está eufórico. Su señoría pasa por su lado y él se agarra la carne de olla en señal de victoria. ¿Dónde está a, le, las? creta, pone en orden los papeles, los guarda en la cartera de piel. El acusado y ya sentenciado corre hacia ella. piquito?", exclama. Porque no quiere que ella esté triste por la multa. Y, a continuación, le estampa un beso sonoro en los labios.

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