Historia del catalán, 1937-2024
En 1937, el gobernador civil de Gipuzkoa impuso una multa al sr. Joaquím Rivera Barnola "por haber celebrado una conferencia telefónica desde el Hotel Europa en dialecto catalán". La multa le fue comunicada al sr. Rivera a través de un oficio de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de San Sebastián.
Este fin de semana, una árbitra expulsó al entrenador del alevín B del Petra, en Mallorca, e hizo constar en el acta que "al rogarle que se dirija a mí en castellano, perpetúa su dialecto (...) y sin conseguir que parara, decido expulsarle". El Árbitra añadió: "estamos en Mallorca, Mallorca es parte de España, no España parte de Mallorca y usted me tiene que hablar en castellano".
Si el sr. Rivera levantara la cabeza y leyera la noticia de Petra podría decir: "¡ah, mira, un caso igual que el mío!" Han pasado cerca de 90 años desde 1937, pero para la cultura profunda española, es como si hubieran pasado 90 horas.
Es inadmisible que una persona se dirija a otra que habla en catalán en Baleares en estos términos coloniales, supremacistas y fascistas. Confirma que para muchos españoles la única lengua realmente española es el castellano, que nada hay más atrevido que la ignorancia y que sabe que detrás tiene un estado donde el castellano es obligatorio y el catalán no lo es. Y como éste status quo cambiará en el corto plazo, el Gobierno y los catalanohablantes debemos ser conscientes de la discriminación que sufrimos por razón de lengua (contraria a los Derechos Humanos) y rechazar la chulería y la indecencia, como la de este documento que se debatirá en el Parlamento europeo que dice que los ciudadanos que piden más castellano en las aulas catalanas deben afrontar "intimidaciones" y son víctimas de un "discurso de odio". Típico de la extrema derecha española: acusarte a ti de sus comportamientos. Y el odio al catalán es su comportamiento favorito.