De insostenible a insoportable
Una de las obras más conocidas de Milan Kundera ha sido publicada en catalán con dos títulos distintos. Monika Zgustova lo tradujo por La insostenible ligereza del ser (Destino, 1995) y Xavier Lloveras por La insoportable ligereza del ser (Tusquets, 2014). Y aunque siempre había recurrido al primer título para calificar la condición stanissa del poder político, vista la situación actual de la política española –y la catalana de rechazo–, ahora me quedo con ambos adjetivos: insostenible y insoportable.
No se trata de una situación inédita ni excepcional. dedicarla a disimular su debilidad. Es lo que ahora llamamos, eufemísticamente, la fabricación de un "relato", que siempre queda mejor que llamarle propaganda. de donde vienen las peores puñaladas por la espalda–, remite a la conciencia de la precariedad ya la ansiedad que le crea. dentro del SNP. Y, obviamente, explica muy bien las agresivas idas y venidas de Donald Trump para disimular una debilidad que, estoy seguro, le llevará a él mismo a hundirse.
Sin embargo, es muy decepcionante que ante esta insostenible e insoportable ligereza del poder político –y que puede considerarse estructural–, haya quien sostenga que la situación se puede superar con recursos emocionales, recuperando la confianza del ciudadano. buena fe y prometer transparencia es insuficiente cuando se trata de hechos reiterados. Confiar deriva del latín fidas, que según Joan Coromines significa fe, crédito, buena fe, palabra dada. Y el caso es que si ganarse la confianza en política tiene ya mérito, cuando se pierde la fe, el crédito, cuando faltas a la palabra dada, recuperarla es una proeza.
Sea como fuere, lo que vemos es que más allá de estos gestos de expiación pública, la respuesta de fondo que se da es la contraria. Cuando todo es tan frágil, las organizaciones políticas reaccionan intentando levantar muros de contención. El presidente Pedro Sánchez y su partido piden perdón por reforzar las posiciones. Con Sánchez nunca se puede decir, cierto, pero no parece estar dispuesto a asumir más responsabilidades. Y para Núñez Feijóo y los suyos tampoco será el momento de reconocer las supuestas buenas intenciones del gobierno y su partido, sino todo lo contrario: aprovecharán hasta su náusea el mal momento. Por patriotismo, claro.
En Catalunya, la situación de los partidos que han estado apoyando a Sánchez y su gobierno –todos, menos AC y la derecha española– es bien galdosa. insoportable que les sea mantener Sánchez en el gobierno, no hacerlo es insostenible y se arriesgan a perder toda visibilidad en la política española. alternativa les abocaría a la irrelevancia.
Los únicos poderes sólidos son los de siempre. Los Acciona, los ACS, la banca... También los traficantes de influencias eclesiásticas y ladrones de patrimonio artístico. Y aún añadiría algunas organizaciones disfrazadas de hermanitas de la caridad. Saben que quien trafica con aceite se unta los dedos, y siempre encuentran los eslabones débiles del poder político para corromperle. Hay que deshacerse de los que caen, sí, pero hasta que la ley ponga toda su fuerza en los corruptores, no habrá nada que hacer. Lo insostenible, cuando está a la vista de todos, es insoportable.