Laura Borràs y las preguntas poco frecuentes
Laura Borràs fue al FAQS el 9 de julio. Allí anunció que sobre la causa del presunto fraccionamiento de contratos en la Institució de les Lletres Catalanes habría sorpresas. Y, efectivamente, esta semana ha trascendido la primera: una bronca de Francesc de Dalmases a una periodista del programa una vez acabada la entrevista. El diputado de Junts creó un contexto de agresividad en las instalaciones de Tv3 que incluyó gritos, golpes al mobiliario y malas palabras contra el programa y la periodista para recriminar el desarrollo de la conversación que se había mantenido en directo. A sabiendas de este final, vale la pena revisar ahora la entrevista para intentar entender qué les pudo molestar.
Laura Borràs asistió al programa porque, como subrayó la misma presentadora, había sido una de las protagonistas de la semana. La presidenta del Parlament había anunciado que no pensaba dimitir de su cargo y aquel mismo sábado había recibido un homenaje de apoyo en el Ateneu Barcelonès. El tema por el cual se la llevaba al programa, por lo tanto, era obvio.
Borràs estuvo algo más de una hora en directo. Cristina Puig no la interrumpió en ningún momento, la dejó responder largamente y mantuvo siempre un tono cordial. Lo mismo hicieron los periodistas invitados.
Después de que un redactor aclarara los detalles de la causa, Borràs rió con sarcasmo y advirtió: “Yo pensaba que venía a una entrevista, no a un interrogatorio o a un juicio previo”. El comentario sorprendía porque, más allá de ofrecer información a la audiencia, no se había producido ninguna situación que hiciera pensar al espectador que se estaba juzgando a Borràs. La presidenta del Parlament volvió a hacer evidente su insatisfacción cuando fue el turno de intervención de la periodista Carla Turró. Turró demostró un conocimiento minucioso de la instrucción del caso y un dominio del argot jurídico muy poco frecuente en el gremio que incomodó Borràs. “Usted es periodista, no es fiscal”, le espetó.
Antes de despedir a la invitada, Cristina Puig le comentó que se la veía enfadada. Y, por lo que se ha hecho evidente en los días posteriores, la comitiva que la acompañó a los estudios de Tv3 también lo estaba. Sorprende porque los políticos tienen que tener claro que a las entrevistas van a rendir cuentas y que el deber de los periodistas es fiscalizar el poder. A la televisión pública no se va a recibir homenajes como el del Ateneu. Pero no es el único gol en propia puerta que se ha marcado el equipo de Borràs. En vez de vender la entrevista del FAQS como una exhibición tranquila para aclarar todos los detalles, delataron tensiones, temores e incomodidades. No solo ante las cámaras, sino, de una manera todavía más fea, detrás de ellas. Lo que habrían podido vender a la audiencia como un acto de transparencia ha acabado por dar sensación de acorralamiento.