La libertad de los presos es una victoria
La existencia de cerca de 3.000 personas con alguna causa judicial pendiente relacionada con el 1-O o con las movilizaciones posteriores ha hecho que el independentismo haya sido contenido a la hora de celebrar la puesta en libertad de los nueve presos políticos. Pero no hay duda de que después de casi cuatro años entre rejas, los indultos se pueden considerar una victoria del movimiento independentista, puesto que el gesto del gobierno de Pedro Sánchez no se entendería sin la perseverancia en las movilizaciones de protesta, sin el apoyo electoral recibido por los partidos soberanistas y, por supuesto, sin las victorias judiciales en Europa y la presión de organismos internacionales como el Consejo de Europa u ONG como Amnistía Internacional. Es todo este seguido de factores, sumados a la necesidad aritmética que tiene el PSOE del apoyo de ERC en el Congreso (es decir, otra vez los votos independentistas), lo que explica que un gobierno español se haya atrevido a desautorizar al poder judicial con una decisión que, como era previsible, ha crispado todavía más a la derecha.
Porque los indultos son, en esencia, un paso que busca sacar el conflicto catalán de las zarpas de la justicia para devolverlo a la política, es decir, a la mesa de negociación. Hay una frase del informe que justifica el indulto a Raül Romeva especialmente significativa en este sentido: "El castigo penal ofrece una utilidad limitada a la hora de pacificar situaciones de conflicto como la que vive la sociedad catalana provocadas por la contraposición de ideales políticos". Es decir, el gobierno español admite que la sentencia del Supremo no ayudaba a resolver el conflicto, más bien al contrario, lo que hacía era exacerbarlo y enquistarlo, y por eso el mejor era dejar su consecuencia más visible, las penas de prisión, sin efecto.
Pero como decíamos el PSOE no ha llegado a solas y de manera rápida a esta conclusión. Ha hecho falta que en repetidas ocasiones desde el 1-O se comprobara en las urnas la fortaleza del movimiento independentista, que se viera en la calle la indignación que provocaba la sentencia, y que desde Europa se cuestionara la manera de proceder de la justicia española. El colmo ha tenido que ser ver cómo el Consejo de Europa ponía a España en el mismo paquete que Turquía en un informe sobre derechos humanos. ¿Alguien piensa que esto se habría conseguido sin este trabajo de diplomacia informal que tan bien ha sabido hacer el independentismo en su conjunto? Alguien cree que, sin la certeza de que el independentismo no desaparecería por el hecho de encarcelar a una parte de sus líderes, Pedro Sánchez se habría movido?
Por todo esto resulta incomprensible que una parte del independentismo insista en recelar de los indultos y en poner en entredicho la integridad de los presos. El mensaje que todos ellos lanzaron este miércoles, a favor de la amnistía y la autodeterminación, demuestra que ninguno ha renunciado a su voz ni a su compromiso ni a sus convicciones. Es por eso que la derecha española, el poder judicial y en general el estado profundo están tan indignados. Y por eso el independentismo tiene que saber que esta es una victoria.