Médicos atendiendo a una paciente positiva de cóvido-19
25/07/2025
Directora del centre de recerca en salut digital (eHealth Center) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
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Hace exactamente siete días se celebraba en el Museo Cerdà de Puigcerdà la XXIII Jornada de la Profesión Médica en el marco de la Universidad de Verano Ramon Llull. Las ponentes en las mesas redondas fueron mayoritariamente médicas. De hecho, en Cataluña hay mayoría de mujeres en la profesión médica, y entre las generaciones más jóvenes la proporción es del 70%, pero no ha sido hasta 2025 cuando una mujer ha presidido por primera vez uno de los cuatro colegios catalanes. En concreto, este febrero de 2025, Elvira Bisbe, anestesióloga del Hospital del Mar y hasta ahora vicepresidenta del Colegio de Médicos de Barcelona, ha marcado un hito convirtiéndose en la primera mujer presidenta de este Colegio desde su fundación en 1894.

En el resto del mundo, he podido encontrar a otros referentes, como Josephine Barnes, la primera mujer presidenta de la British Medical Association en 1979; Nancy Wilson Dickey, la primera mujer presidenta de la American Medical Association en 1998 o Patricia Joy Numann, presidenta de la American College of Surgeons en 2011. Probablemente hay otras en diferentes lugares, pero como suele ocurrir con los liderazgos femeninos, no siempre.

La raíz histórica se remonta al año 1866, cuando Ann Preston fue nombrada decana del Woman's Medical College of Pennsylvania y se convirtió en la primera mujer en el mundo en liderar una institución médica reconocida –eso sí, exclusiva de mujeres– que una auténtica defensora de la muralla. de un universo médico exclusivamente masculino, a pesar de los insultos y coacciones que recibió, logró que las autoridades hospitalarias aceptaran estudiantes mujeres en prácticas clínicas.

En Europa, la lección americana tuvo continuidad con Elizabeth Garrett Anderson, quien en 1883 presidió la London School of Medicine for Women. Casi en la misma época, en países como Australia (Victorian Medical Women's Society) o en todo el mundo se multiplicaban iniciativas y asociaciones femeninas médicas, tejiendo una red global de liderazgo femenino, a menudo invisibilizada.

El liderazgo femenino en medicina ha sido una carrera de obstáculos y de pequeños avances significativos: el acceso a la universidad, poder realizar prácticas clínicas, ejercer la profesión libremente y, finalmente, la presencia y liderazgo en colegios profesionales. Cada hito, desde Preston hasta Obispo, ha abierto otro para las siguientes generaciones.

Como sociedad, tenemos la oportunidad de transformar estas metas excepcionales en una normalidad cotidiana. El liderazgo de mujeres en medicina debe abrir camino a una profesión más igualitaria, con más mujeres dirigiendo a instituciones médicas y universitarias, políticas de equidad reales y un entorno sanitario respetuoso con la diversidad. Porque, al fin y al cabo, una profesión igualitaria es el mejor antídoto para construir una sociedad más justa y equitativa para todos.

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